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domingo, 8 de agosto de 2010
Deseos humanos
'Deseos humanos' (1954), de Fritz Lang. 'La vida es complicada', 'si permitimos que así sea'. Lo segundo es la réplica de Jeff (Glenn Ford) cuando Vicky (Gloria Grahame) expresa lo primero. Y así se pueden definir a los deseos humanos, son complicados porque así permitimos que sean, más bien pasajeros dominados por un tren sin conductor, o conductores que extravían el tren en una red de vías que se convierte en maraña. Si no es el ofuscado instinto el que nos supera, es la retorcida trama de estrategias, manipulaciones y escenificaciones, ciegos en ambos casos. Jeff vuelve de la guerra y se encuentra con otra, la de las pulsiones cotidianas, esa violencia en la que unos utilizan a otros según sus apetencias o conveniencias. Lang quería reflejar que todos llevamos una bestia dentro, lo que puede distinguirnos es si logramos o no que no nos domine de modo irreversible. 'Deseos humanos' fue un encargo que le plantearon a Lang tras la buena recepción de 'Los sobornados, o, más bien, qué buen efecto causó la combinación de la pareja Ford-Grahame. Basada en la obra de Emile Zola, 'La bestia humana', ya había conocido otra versión de manos de Jean Renoir. Como en 'Encuentros en la noche' llama la atención esos inicios que reflejan una actividad laboral cotidiana, aquí la conducción de un tren, allí la pesca, y en ambos la llegada a casa tras la jornada, asi como la vuelta al hogar de alguien ausente tras largo tiempo. Tras esas apariencias de rutina mecánica luego se desvela el caos de las emociones, tan poco controlables como el mismo Lang ha diseccionado en sus obras.
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