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miércoles, 10 de febrero de 2010
Up
Quizás alguien recuerde aquel programa infantil de nombre 'Un globo, dos globos, tres globos'. En la canción de la sintonía del programa había una estrofa que decía 'la vida es un globo que se me escapó'. Quizá pudiera aplicarse a los portentosos primeros quince minutos de 'Up', un despliegue de ingenio para condensar toda una vida. Qué brillante uso de las elipsis temporales ( esa sucesión de las distintas corbatas que se pone el protagonista y que sintetizan el paso del tiempo y su subordinación a unas obligaciones diarías, complementadas con esos montajes sintéticos de las distintas situaciones adversas que propician que deban romper y una otra vez la jarra donde el matrimonio guarda sus ahorros para realizar el sueño de realizar un viaje a esos mundos exóticos, en concreto esos acantilados de Venezuela, que comparten desde niños, desde que se conocieron). Aunque quizá al resto de la obra se le podría aplicar otra estrofa: 'Es necesario dejar escapar ciertos recuerdos, o vivirlos como tales, porque se pueden convertir en un lastre, en una casa de sueños frustrados que arrastras. Para asumir que el verdadero sueño ya lo viviste, esa hermosa relación cómplice con tu pareja, en esa aventura cotidiana que quizá no fuera en unos mundos exóticos pero aventura fue. Y además impedirás, con esa obsesión ( encarnada en querer llevar esa casa, sostenida por globos, al espacio del sueño que no pudisteis realizar) el crear unos nuevos vínculos afectivos. Esos tiernos lazos que el protagonista, Carl, va creando, aunque al principio se muestre remiso, con el niño boy scout, Russell, el perro, Dug, y esa singular ave zancuda, Kevin. Y el enfrentamiento con los 'fantasmas de su obsesión' se materializará en el duelo con aquel que fuera su héroe en la infancia, el explorador Charles Muntz, que vive retirado en aquel 'mundo perdido' acompañado de una horda de perros parlanchines, obsesionado con encontrar a la criatura, que no es otra que Kevin, que supuso su verguenza en el pasado ( no le reconocieron el esqueleto como real, sino que lo calificaron de imposturas). Pero más allá de este sugerente substrato, 'Up' es un festín de vivaz inventiva, de un prodigioso sentido narrativo (por ejemplo, la persecución de los perros al globo por los acantilados),de golpes de humor brillantes ( cuando lanza la pelota y el chocolate para que los busquen Dug y Kevin, y así perderlos de vista, y, sentado extenuado, tras subir hasta lo alto de una elevación, se lo encuentra a su lado) de momentos de honda emotividad ( el descubrimiento por parte de Carl en el album de su amada de las fotos que condensan su vida en pareja y que le hacen tomar constancia de que esa fue la verdadera aventura de su vida, me evocan la rasgante y conmovedora emoción de 'Los puentes de Madison'). Esa imagen de Carl y Russell arrastrando la casa de los globos quedará como una de las imágenes imperecederas del cine.
'Up' (2009), de Pete Docter y Bob Patterson, es otra asombrosa demostración de los grandes talentos que tiene la productora Pixar. Parece increible, pero no dejan de superarse, o de mantener un nivel creativo de elevada altura, coo ejemplifican Ratatouille o Wall E, sus anteriores producciones. Y además cómo conjugan ingenio, emoción y una cautivadora capacidad de introducirte en otro mundo, un universo fabuloso, que no deja de ser espejo del que vivimos.
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