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jueves, 18 de diciembre de 2014
71
Yann Demenge dirigió en el 2008 la serie 'Muerte en el set', creada y escrita por Charlie Brooker, en la que, mordazmente, el set de grabación del programa de Gran Hermano se convierte en uno de los últimos bastiones contra una plaga de zombies. No es menos demoledora, pero ya sin el contrapunto del humor, la perspectiva de la naturaleza humana que ofrece en su opera prima, la espléndida '71' (2014), con guión de Gregory Burke, en la que el conflicto irlandés adquiere una dimensión simbólica con respecto a la necesidad humana de establecer una relación con el otro desde el planteamiento de la rivalidad, individual o colectiva, que justifique y vehícule su tendencia e inclinación al comportamiento violento y al acto destructivo. '71' se constituye en un cruce entre la excelente 'Domingo sangriento' (2002), de Paul Greengrass, centrada en los sucesos de Derry un año después (la muerte de 14 manifestantes a favor de los derechos civiles y en contra del encarcelamiento sin juicio a los sospechosos de pertenecer al IRA), por su uso de la cámara en mano y las intensidades del montaje, con un siniestro relato de terror, con reminiscencias del cine de John Carpenter, de su vertiente de personajes perseguidos y acosados, y de acción circunscrita a un reducido periodo de tiempo, a través de la peripecia que sufre el soldado británico Hook (Jack O'Connell), cuando se queda aislado de su pelotón, tras un enfrentamiento violento con varios vecinos de un barrio católico de Belfast, que evoca en graduación de crispación a la obra de Greengrass, secuencia que culmina con una frenética persecución entre pequeñas callejuelas que evoca al de cierta secuencia de 'Le llaman Bodhi' (1991), de Kathryn Bigelow, de cuya excelente última obra se puede apreciar influjo, por su visión caleidoscópica y sutil y tensa modulación narrativa (como refleja el uso de la música, de David Holmes, colaborador recurrente de Steven Soderbergh, con el que se puede establecer vínculos tanto con su sensorialidad narrativa como en su uso en el encuadre, y de modo simbólico, de los cuerpos).
Hook es un soldado que más que un hombre sin atributos es un hombre que no se afirma en construcciones de identidad. Es un soldado británico, un hombre que porta uniforme, pero no es ni católico ni protestante, ni sabe lo que es, ni entiende la rivalidad de la zona donde nació, Derbyshire, con Nottingham. Es un cuerpo que realiza una labor que le encomiendan, y que nada le estimula, y que quiere salvar su vida. En las primeras secuencias se detalla, sintéticamente, su instrucción, pero es difícil prepararse para situaciones en las que tienen que coserte una herida abierta en un costado, encajar que vuelen la cabeza a un compañero que está junto a ti (como pudieras haber sido tú), que tengas que matar a otro ser humano, aunque quisiera matarte, y ver cómo expira, o superar la explosión de una bomba que te deja aturdido y herido (extraordinario el uso del sonido distorsionado, amortiguado, en esa secuencia).
Hook es un cuerpo en un corrompido mapa de rivalidades. No sólo entre católicos y protestantes, o entre ingleses y nacionalistas irlandeses, sino entre las rivalidades dentro de cada facción, las que hay entre los veteranos y los jóvenes pertenecientes al IRA, con distintos enfoques del uso de la violencia, o entre los militares uniformados y los oficiales de la 'Fuerza de reacción militar' que actuan infiltrados y que recurren a tácticas de provocación (explosionar bombas recurriendo como peones a los protestantes) para justificar la acción posterior de opresión. De este modo, Hook se ve perseguido por varias facciones que quieren acabar, por diversos motivos, con su vida, aunque también se encuentre con quien le proporcione ayuda, pero siempre con la incertidumbre de cómo reaccionará cualquiera con quien se encuentre, como si fuera cada figura en la noche un incierto recoveco con forma humana. Su conclusión es un expeditivo corte de mangas, la declaración de un asco y un deseo de abandonar un escenario dominado por zombies o seres primitivos y ruines a los que domina el placer carnívoro de la destrucción.
Esta excelente obra se estrena el próximo 23 de enero
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