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martes, 1 de octubre de 2013
Punishment Park y La doctrina del shock
1.En 1970, Richard Nixon decretó un estado de emergencia que propiciaba, amparado en la ley de seguridad interna de McCarran, de 1950, la detención de todos aquellos que fueran considerados amenaza o riesgo para la seguridad interna del país, caso de los que pertenecían a cualquier movimiento de protesta, fuera contra la guerra de Vietnam, en defensa de los derechos civiles, feministas u objetores de conciencia. Una decisión, exterior, fue ordenar un secreto bombardeo masivo en Camboya, otra, interna, la creación de un 'Parque de castigo'. A los detenidos se les daba dos opciones, o el ingreso en una penitenciaria durante un largo periodo de tiempo (entre cinco y diez años, e incluso cadena perpetua), o la estancia durante tres días en ese 'Parque de castigo' en pleno desierto californiano, en el que podrían disponer de la opción de librarse de la pena establecida. Para conseguirlo, en pequeños grupos, debían recorrer 85 kilometros bajo el sol, con temperaturas que superaban los 40 grados, y llegar al punto señalado antes de que las fuerzas policiales o militares (que salían dos horas después tras ellos) les alcanzara. Una variante de la caza al hombre, como se reflejaba en 'El malvado Zaroff' (The most dangerous game, 1932), de Ernest B Schoedsack.
Claro que quizá los que sí lograban superar la prueba, podrían encontrarse con que no se cumplía lo prometido. Además, ya se sabe cómo el poder puede utilizar diversas estrategias para su conveniencia, entre ellas el victimismo que encrespa y ciega con la rabia a sus esbirros, por ejemplo, utilizando la supuesta muerte por parte de los detenidos a uno de los policías (en otras circunstancias, pueden ser unas torres). Tales tácticas convierte a los celosos y aplicados ejecutores del orden, o de la represión, en cruzados que combaten a los depravados monstruos que pretenden desestabilizar un orden ideal en el que cada uno cumple su función. Mientras los componentes de uno de los grupos corre, si es que quiere seguirles el juego (otros pueden elegir la vía del directo enfrentamiento, con nulas opciones de éxito), otros son juzgados por un comité en una tienda de campaña. Esposados, o amordazados si se muestran demasiado contestarios, o expresan su rabia y desprecio de modo demasiado agresivo (para los delicados oídos de los defensores de los orden establecido), los detenidos pueden exponer las razones de su disidencia, el por qué de sus protestas a una sociedad que apoya y alienta la guerra, el racismo, la pobreza, la brutalidad policial, el desequilibrio en la distribución de riqueza, la explotación de los trabajadores convertidos en piezas en serie de una enajenadora maquinaria laboral.
Una sociedad gestada y estructurada en la violencia, porque como apunta uno de los detenidos, negro, los de su raza fueron traídos violentamente a Estados Unidos, del mismo modo que violentamente se arrebataron los territorios a los nativos americanos, y violentamente se realizó la industrialización.
'Punishment park' (1971), de Peter Watkins, es una sobrecogedora ficción, una metáfora incendiaria, un clamor de indignación, planteado, de nuevo, como previamente en 'Culloden' (1964), como un documental, como un reportaje realizado por un equipo de televisión, sobre el que se remarca, en este caso, su procedencia europea. Los policías o militares en cierto momento lo sacan a relucir como si fueran una mirada ajena, una mirada que interfiere en lo que no es asunto suyo. De hecho, en el momento de su estreno fue duramente cuestionada por los medios de comunicación estadounidenses por ese motivo, como si viniera alguien de fuera a hablar,con toda la arrogancia del mundo, de sus asuntos domésticos, a sacar a relucir sus trapos sucios. Fue estrenada en el festival de Nueva York, pero ningún estudio mostró disposición para distribuirla.
Como 'The war games' (1965), es una ficción, una ucronía, realidad alternativa, posible, una llamada de atención sobre los crecientes abusos del poder, ejemplificados en el reciente juicio de los 'Siete de Chicago', la masacre en la universidad de Ken State (en la que la guardia nacional disparó sobre los estudiantes, causando cuatro muertes e hiriendo a nueve), además de otras muestras de brutalidad policial y un desencuentro cada vez más acusado entre las opuestas posiciones, las que representaban el poder y las que se manifestaban denunciando unas injusticias y unos abusos, que no dejaban de ser reflejos de posturas extremas en la ciudadanía (uno de los jueces sólo les ve como amenaza comunista, del mismo modo que ve la guerra en Vietnam como una medida de protección para protegerles del avance del comunismo, reproches que, obviamente, también se descargaron sobre la película; para otros son jóvenes que simplemente quieren derrumbar un orden, un modo de vida, el de los responsables, el de los que se fuerzan por 'construir' y cumplen su cometido con sus trabajos y con sus impuestos, despreocupados de discriminaciones o desequilibrios socioeconómicos (les importa sólo su ombligo, o pantalla de vida; otros escenarios, los precarios, no existen, o son problemáticos). La mentalidad que alienta cualquier 'campo de castigo', aunque sea figurado, en forma de márginación, a quien no se acople a sus normas, a su maquinaria.
2'Punishment park' pone en cuestión, con voz bien clara y alta, de modo demoledor, la falacia de esos engranajes, la brutalidad de su opresión desnudados sus convenientes maquillajes. La voz en off de Watkins apostilla, en los títulos de créditos finales, cómo uno de los actores que interpretaban a uno de los detenidos, lo había sido de verdad, y condenado a varios años de cárcel. Pero las rebeliones fueron sojuzgadas. Comenzó a aplicarse precisamente desde entonces lo que fue calificado por la periodista canadiense Noemi Klein, en su libro publicado en el 2007, como 'La doctrina del shock', convertido en documental en el 2009, dirigido por Michael Winterbottom y Mat Whitecross. En 1971, Richard Nixon propulsó la intervención solapada en Chile. Y esto no es una ucronía ni una ficción. Chile se convirtió en el primer campo de pruebas para aplicar tal precepto (la doctrina de choque económico), inspirado en la políticas económicas de Milton Friedman (la Escuela económica de Chicago). La CIA intervino e influyó en que se ejecutara, en 1974, el golpe de estado en Chile que supuso la subida al poder de Augusto Pinochet y la muerte del presidente Salvador Allende.
La doctrina del Shock implica la creación de una crisis que aturda y confunda al ciudadano más preocupado por resistir la situación de emergencia, de sobrevivir, que de defender sus intereses. La actitud ideal, el escenario idóneo, para aplicar las medidas del 'capitalismo del desastre', la privatización y la desregularización, el reinado del mercado libre, el acrecentamiento de las extremas diferencias de distribución de riqueza por ejemplo, como tras la caída del muro de Berlín, la Federación rusa se convirtió en un territorio dominado por oligarcas; los altos cargos en las empresas en Estados Unidos han pasado de ganar diez veces más a cien veces más que el trabajador común). 'La doctrina del shock necesita de 'campos de castigo' y encuentra su correspondencia en los campos de concentración de Chile, como en el de Guantanamo desde el 2002, o la amplia serie de desaparecidos en Argentina, durante la dictadura presidida por Videla entre 1976 y 1981, o en Irak, a partir del 2004, el culmen de la aplicación de la doctrina del shock (de la privatización de la guerra; ya son más los mercenarios contratados que los soldados; es un negocio de contratistas).
Entremedias, la variante, sin necesidad de aparentar dictadura, aplicada por Margaret Thatcher que, hábilmente, recurrió a la creación de un escenario de crisis, con la fugaz guerra de Malvinas, que propició su reeleción y la vía libre para que aplicará su progresiva aplicación de privatizaciones y desregularizaciones del mercado financiero, en paralelo a lo que se aplicaba en Estados Unidos con el mandato de Ronald Reagan, que maquillaron la dictadura económica con la pantalla de una democracia aparente. Para ambos no fueron necesarios aplicar las medidas extremas, más toscas, de abuso de poder de la dictatura chilena y argentina (cuando Pinochet fue juzgado, Tatcher lo acogió compasivamente, como un pobre huérfano, dado lo que le debían). Los métodos de choque económico se sofisticaban. Y ya desaparecido del escenario dramático geopolitico el villano en el que autoafirmarse, el bloque comunista, llegó el momento de enfocar hacia los paises árabes como Afganistan e Irak (la tercera reserva de petroleo del mundo), con la creación de 'campo de castigo' de Guantanamo', en el que lo importante era la creación dramática de un enemigo, de una amenaza, que sugestionara a la opinión publica, la aplicación del miedo, para, seguir así aplicando las medidas económicas que acrecentaban extremadamente las diferencias económicas (en donde la riqueza económica, en términos ya estratosféricos, la detentan unos pocos).
Ejemplo de este aturdimiento social que ha inoculado el miedo a los 'campos de castigo' (el mismo despido se ha convertido en una variante, porque implica ser arrojado a la intemperie de una marginación que ya se teme como un espacio de no retorno) es que en Estados Unidos, durante la aplicación del New Deal por Roosvelt, tras la crisis del 29 (aplicando las ideas de política social de Keynes), se realizaron, en 1937, 4740 huelgas, con una duración media de 20 días, ejemplo de la voluntad popular para propulsar esa transformación económica social. En el 2007 se produjeron sólo 21. En el 2008 se produjo la grave crisis con el derrumbe de la agencia financiera de Lehman Brothers. Pero los que han conducido e instruido este capitalismo del desastre y sus crisis siguen detentando las posiciones de poder, porque el poder corportativo y los cargos de seguridad nacional ya tienen los mismos rostros. Es la zona verde regida por por aquellos que nos dominan con su dictadura invisible mientras pensamos que habitamos una democracia en la que tenemos voz y posibilidad de influencia.
Por eso la zona verde es una ilusión, y los campos de castigo un escenario con múltiples formas (cada vez más veladas) utilizados para mantenernos en estado de shock, desorientados, sin la necesaria capacidad de respuesta, temerosos de alzar demasiado la voz, aturdidos, como si no supiéramos qué historia construir y conjugar conjuntamente para demoler el represivo escenario dominado por unos oligarcas que dominan los entresijos financieros. Quizá por eso 'La doctrina del shock' utiliza la música de Carter Burwell para 'Fargo'. Vivimos en un Fargo global, aprisionados en nuestra casilla y adheridos a una pantalla en la que sólo hay nieve aunque pensemos que hay un relato que da sentido a nuestra inercia de vida que no es sino una pantalla entramada por unos pocos.
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