Translate

martes, 4 de mayo de 2010

Los vampiros

Photobucket
Desde sus primeras imágenes 'Los vampiros' (1958) de Riccardo Freda se hila sobre la irrupción de lo extraño. La primera secuencia destaca por el fulgor de su luminosidad, un apacible espacio natural, un río, en el que se encuentra el cadáver de una chica. La primera aparición de lo 'extraño' será la de una sombra que se cierne amenazante en el decorado de las bambalinas de un teatro, antes de que una figura, primero reflejada en el espejo, ataque a otra chica, narcotizándola. La singularidad de esos crímenes es que las chicas que se encuentran carecen casi de sangre, pero no hay signos manifiestos de heridas o desgarros. La segunda secuencia demuestra el sutil ingenio de Freda para crear extrañamiento dentro del encuadre: un solo plano, en el que los médicos se interrogan sobre el cadáver el cual yace en primer plano en escorzo. Los decorados cotidianos se irán 'contaminando' con lo extraño, con esa incógnita de esos extraños crímenes, que en la prensa se han atribuido a 'los vámpiros' (Es el periodista Pierre quien está empecinado en averiguar el porqué, dado que la policía parece desconcertada, una figura que sirve ante todo de guía narrativa), dosificando con habilidad las piezas del puzzle: la figura en sombras de Joseph, el hombre al que encargan narcotizar a las chicas, cuya voluntad poseen por su adicción a las drogas; los experimentos que realiza un doctor en un decorado luminoso en el que empiezan a manifestarse las sombras (tras el espejo, en el que se advierte el movimiento en una mesa de quirófano; la aparición de una mujer en el umbral, pura sombra).
Photobucket
Esta mujer, esta sombra, es la raíz del misterio, y empieza a tomar cuerpo su revelación a la vez que cobra presencia un nuevo, y tan extraordinario como cautivador, decorado, el de una mansión tan suntuosa como lóbrega, en el que habita Giselle, la bella joven atraída por Pierre, que no es sino también esa figura anciana, esa sombra, cubierta con velos, la destinataria de la sangre de las jóvenes, para mantener una juventud que consiga el amor de Pierre ya que fracasó en conseguir el amor de su padre. Admirable el momento, en el que la sutil planificación se quiebra de modo abrupto, en el que se descubre que las dos mujeres son una cuando ante el compañero periodista de Pierre el rostro de Giselle envejece en escasos segundos, y esta reacciona con furia disparando sobre él.

'Los vampiros' (I vampiri, 1956), es una cautivadora obra, con exquisita fotografía de Mario Bava, que brilla en sutil trabajo con los decorados, con sus contrastes, como entre las luces y las sombras, y con el trabajo de composición, de la relación dentro del encuadre de los objetos y las figuras, asentando el extrañamiento, partiendo de un aparente naturalismo, de un modo gradual y afinado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario