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jueves, 6 de mayo de 2010
Caudia Cardinale, la risa del sol
Claudia Cardinale quizá no traspasó esa condición como la que era para el Marcelllo Mastroiani en '8 1/2 (1963), de Federico Fellini, una belleza idealizada, o la de aquella risa espontanea pero no muy 'musical' que taladra el encorsetamiento o el gusto estético de 'El gatopardo' y su familia en la obra de Visconti de 1963. No dejaban huella especial sus interpretaciones. En la estupenda 'Los profesionales' (1966) de Richard Brooks, se la recuerda ante todo por ser el detonante de la trama, el 'objeto' codiciado, y su camisa generosamente entreabierta. Colaboró con Visconti también en 'Sandra' (1965) y, en un papel más secundario, 'Rocco y sus hermanos' (1960), con Valerio Zurlini en 'La chica de la maleta' (1960), con Pietro Germi en 'Un maldito embrollo' (1959) de Pietro Germi,con Mario Monicelli en la maravillosa 'Rufufu' (1958), con Blake Edwards en 'La pantera rosa' (1963), con Alexander MacKendrick en la reivindicable 'No hagan olas' (1967), con Henry Hathaway en una de sus obras más flojas,'El maravilloso mundo del circo' (1964), con Sergio Leone en la narcotizante 'Hasta que llegó su hora' (1967), con Werner Herzog en 'Firzcarraldo' (1982), con Marco Bellochio en 'Enrique IV' (1984), con Liliana Cavani en un pestiño de nombre 'La piel' (1981) o con Marco Ferreri en 'La audiencia' (1971).
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