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sábado, 1 de mayo de 2010

Barry Fitzgerald, homérico irlandés

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Barry Fitzgerald es una de las presencias más entrañables que ha habitado la pantalla. Ya sólo su creación del borrachín casamentero Michaeleen Flynn de 'El hombre tranquilo' (1952) le hace entrar en cualquier antología de la interpretación o de los personajes inolvidables ( por lo menos en la mía). Fue precisamente John Ford quien lo trajo de su Dublin natal a Hollywood para repetir en 'La osa mayor y las estrellas' (1936) el personaje que ya había interpretado en los escenarios. Con Ford colaboraría de nuevo en 'Qué verde era mi valle' (1941), como uno más de los memorables secundarios de esta magna obra -antológica la secuencia en que junto a su amigo, el exboxeador, van a darle una merecida lección al profesor que maltrata a Huw (Roddy McDowall) -, en 'Cuatro hombres y una plegaria' (1938), y, como uno de los integrantes dela tripulación del barco, en 'Hombres intrépidos' (1940) Ganó un Oscar al mejor actor secundario en 'Siguiendo mi camino' (1944),de Leo McCarey interpretando a un inolvidable sacerdote católico (cuando él era protestante). Fue protagonista, como inspector de policía, de la interesante obra de cine negro 'La ciudad desnuda' (1948), de Jules Dassin, lides en las que reincidiría en 'Union station' (1950) de Rudolph Mate, junto a William Holden. Mantuvo un buen duelo interpretativo con Cary Grant en la discreta 'Un corazón en peligro' (1944) de Clifford Odetts Y destacaba sobremanera en la versión de 'Diez negritos' que realizó René Clair en 1945. Fue figura secundaria en obras estupendas como 'El lobo de mar' (1941) de Michael Curtiz, 'La escuadrilla del amanecer' (1938) de Edmund Goulding o 'La fiera de mi niña' (1938) de Howard Hawks, como el aterrorizado jardinero de la tía del personaje de Katharine Hepburn que no sabe si el leopardo que ve será una alucinación por efecto de la bebida. Sin duda, un actor homérico.

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