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martes, 4 de mayo de 2010
Amanecer
'Amanecer', (1927) de Friederich Murnau, es el substrato del que derivan obras como 'Euphoria', obras hilvanadas sobre la emoción desnuda, o la emoción y sus vaivenes, es la trama. Su subtítulo es 'canto de dos humanos'. Y la narración se hace canto que dibuja, y hace palpable, con un prodigiosamente elaborado ingenio cinematográfico las emociones, sensaciones y estados de ánimos de la pareja protagonista. Hay aquí un vínculo con el cine que desarrollara otro insigne cineasta, Alfred Hitchcock, otro gran explorador reflexivo sobre las emociones y los sentimientos: ambos reflejan lo que se dirime en el interior de los personajes, en la conjugación entre su mirada y lo que les rodea, en la relación entre sus emociones y sus acciones, los espacios y la luz. Las tenebrosas sombras, la nocturnidad, domina el primer tramo, el que refleja la distancia que se ha establecido entre Ansass (George O'Brien) y su esposa, Lindre (Janet Gaynor), por la intrusión de una mujer de la ciudad que ha arrebatado la voluntad a Ansass, reflejado en el peso que parece dominar su cuerpo, en su caminar como un condenado, en su rostro cabizbajo; en su caminar zizagueante (con la cámara moviéndose alrededor suyo realizando la figura del ocho), en los decorados del pantano donde se encuentra con esa mujer, entre brumas.
El agua, espacio de la emoción, será aquel en el que se vea, cual espectro, conminado a asesinar a su esposa, pero es incapaz de realizarlo. El resto de la obra es el proceso de reconciliación, y además en el espacio de donde proviene quién ha irrumpido en su relación creando la distancia de las sombras entre ellos. Los desplazamientos son el de la emoción buscando afirmar la conexión perdida, en el silencioso tránsito, que es pesar, en el tranvía que desciende hacia la ciudad hasta el momento en que que se besan y abrazan en medio del tráfico, porque, como queda reflejado en la imagen que se sobreimpresiona sobre las calles, ellos ya andan de nuevo unidos en plena naturaleza armónica. El humor distiende la narración en las secuencias de la barbería o la feria de atracciones, con la persecución de lechón que acaba emborrachándose con vino, hasta la catarsis final, precisamente en el río donde estuvo a punto de matarla, cuando una tormenta les sorprenda, y Lindre desaparezca, propiciando ahora la desesperación de él para encontrarla en las aguas en la noche. Una obra pletórica de emoción y de ingenio cinematográfico.
'Amanecer' (1927), de Friederich Murnau, es una de las más grandes joyas que ha dado el cine, en un grado de elaboración pocas veces superado desde entonces, un lírico trayecto de las sombras a la luz.
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Buena crítica, coincido en la mayoría de las apreciaciones sobre la emoción pura que busca la película; si bien discrepo de la forma en que el crítico desvela aspectos relevantes de la historia, lo que atenta contra la experiencia estética del que no se ha enfrentado a la película, el que verdaderamente debe completar el itinerario emocional de los protagonistas.
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