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martes, 20 de octubre de 2009

Preston Sturges

Tener o no tener...maldita cuestión...No todos podemos vivir en Palm Beach...aunque la cuestión es ¿por qué unos tienen tanto y unos tan poco?...Hay algo en esa sociedad erigida sobre la consecución del éxito, excusa para la depredación económica, y sobre el lugar común de que es la tierra de las oportunidades, en la cuál cualquiera puede subirse a la cima del mundo, que no funciona adecuadamente...Una sútil carga de profundidad en esa línea, de esas que te las sueltan camuflada entre risas, la lanza 'Un marido rico'( 1941), de Preston Sturges, cuyo título original, 'The palm beach story', alude irónicamente a lo que representa ese lugar, el paraiso de los privilegiados, de los que disponen de todo, y hasta les sobra...

Ya en anteriores guiones, como los que realizó para Mitchell Leisen, en 'Una chica afortunada' (1937) y 'Recuerdo esa noche' (1940) incidía en ese encuentro y contraste entre los privilegiados economicamente, y los que viven en la precariedad, o incertidumbre...En la primera la trama se desata cuando a la protagonista (la simpar Jean Arthur), copista en una editorial, le cae un abrigo de visón en la cabeza, el cuál ha lanzado, por la ventana, un millonario (Edward Arnold), harto con los caprichos de su mujer...En su destino, sentimental, se cruzará el hijo del millonario (Ray Milland), el cual trabaja de camarero en un self service ( la secuencia en la que sabotea el local abriendo todas las cámaras de comida se cuenta entre una de las más hilarantes situaciones vistas en una comedia)...Y todo se enredará cuando piensen que es la 'amante' del millonario y la ofrezcan todo tipo de lujos, incluidas 'kilométricas' suites de hotel...

En 'Recuerdo esa noche' el contraste vendrá dado entre una ladrona (Barbara Stanwick), detenida, y el fiscal (Fred MacMurray), el cuál tendrá el detalle, dado que son las fechas de navidad y tienen que esperar a que pasen para que conozca la decisión del juez, de invitarla a pasarlas con su familia... viaje en el que se percibirá los claros contrastes de dos realidades que cohabitan en la 'America profunda', como la tenebrista secuencia en la que visitan a la madre de ella, dominada por unas sombras tétricas que parecen salidas de un film de terror, opuesta a la cálidez que transpira el hogar de la familia del fiscal, casi salido de un cuento de hadas, de acogedor y comprensivos que son, inclusive con las 'faltas' que ha podido cometer ella (no prejuzgan, saben ver cómo es alguien sin anteojos, y cómo las circunstancias tienen su peso)...En 'Navidades en julio' (1941) nos encontramos con un antecedente de la pareja protagonista de 'Un marido rico', 'presos' de la precariedad y de la incertidumbre de cómo lidiar con los mínimos gastos cotidianos...El concurso de un slogan publicitario será su oportunidad de poder superar su situación...De nuevo,un equívoco, como en 'Una chica afortunada', propiciará que, por unos instantes, disfruten de cualquier lujo...

'Un marido rico' parte de lo que suele ser el final de una ortodoxa comedia romántica, ese en el que los protagonistas acaban felizmente unidos, incluida boda...Con el latiguillo de 'Vivieron felices para siempre'...al que aquí se añade un '...¿o no?'...Y es que sí, hay amor y dicha sentimental, pero, dificultades para siquiera poder pagar el alquiler...Los originales y visionarios inventos de Tom (Joel McCrea) no tienen mucho éxito, incluido el último, el diseño de un aeropuerto (¿hace falta aludir a la metáfora que contiene?)...Gerry, la cuál además no soporta ni poder darse un capricho, toma una decisión drástica, deberían divorciarse, y ella buscarse un millonario como nuevo esposo, para de ese modo poder subvencionar las ideas de Tom...Sin duda, singulares sacrificios por amor...

La espoleta que lo desencadenará será el encuentro con un millonario, 'El rey de las salchichas' (Robert Dudley), que husmea en el piso porque está pensando en alquilarlo (impagable su entrada diciéndole a su esposa que no le gusta cómo habla el agente comercial)... Todo un personaje, un escuchimizado anciano con un gabán y un sombrero de cowboy más grandes que él, medio sordo, y con agudas reflexiones sobre los arrepentimientos en la vejez cuando piensas en lo que podrías haber hecho y no hiciste, que aprecia la 'voz clara' de Gerry, y que acaba prestándole el dinero para que pague el alquiler...De lo cual, algo le sobra a Gerry para poner en marcha su plan de fuga a Palm Beach...La secuencia de despedida es un prodigio...Tom duerme en la cama, ella quiere dejarle una nota explicándole su decisión, y no sabe dónde engancharla con un alfiler, acabando poniéndola sobre la colcha...pero clava el alfiler en el culo de Tom, que despierta sobresaltado, y la persigue, hasta el ascensor, cubriéndose con la colcha, para perplejidad de los vecinos...

Este singular 'rey de las salchichas' ya es adelanto de ese universo excéntrico y disparatado (¿distorsionado?) de los 'privilegiados' con los que se toparán los 'corrientes' Tom y Gerry (¿a qué les suenan de algo?)...Personajes que parecen salidos directamente de un dibujo animado...En el tren que toma Gerry, tiene lugar otra de las secuencias antólogicas de la historia de la comedia...Gerry se topa con un grupo llamado 'el club de la cerveza y la codorniz', un grupo de ricos cazadores que la acogen además como 'mascota'...La 'tajada' que van cogiendo progresivamente es descomunal...Dos de ellos convencen al revisor para que lance unas galletitas al aire, a las que apuntan con sus escopetas...claro, que uno de ellos la tiene cargada, para desgracia de los cristales...Antólogica la expresión del otro, el insigne William Demarest, cuando se da cuenta de que su compañero dispara con balas de verdad, y le reprocha que está haciendo trampa...y él también la carga...

El remate ya es todo el grupo recorriendo los vagones, guiados por los perros, y disparando a diestro y siniestro, buscando a su 'mascota', Gerry, la cual debe huir a otro vagón, unicamente con su pijama...Desafortunadamente para ella, separán el vagón donde está 'el club de la cerveza y la codorniz', con lo que el resto de su ropa se queda atrás...Y aquí entra en escena otro millonario, el meticuloso y atildado John D Hackensacker III (Rudi Vallee)...Ya su nombre parece salido de una película de los hermanos Marx...a quién por dos veces, para subir a la litera de arriba, Gerry rompe sus anteojos, al apoyar el pie en su cara...Pero al impavido Hackensacker no parece molestar demasiado...Es más, queda prendado de ella, y la invita a su mansión, no sin antes comprarla un amplio surtido de ropa, que anota detalladamente en su bloc de notas...

En la mansión, Gerry conocerá a la hermana, la princesa Centimillia (Mary Astor), divorciada incontables veces...Sí, otro nombre salido de una película de los Marx...al que acompaña otro antólogico personaje de nombre Totó (Sig Arno), vestido con camisetita de gondolero y boina, que no sabe nada de ingles, y musita palabras incongruentes cual pájaro bobo...Y reaparece Tom, al que esa particular hada madrina que es el 'rey de las salchichas' también ha ayudado con sus consejos y dinero...Claro que Gerry al verle, lo presenta como si fuera su hermano, para alegría de la princesa, que rapidamente le ha echado el ojo...y se prepará para lanzarle los trastos...Gerry convence a Hackensacker de que subvencione la idea de Tom...Pero, el amor vuelve a entrar en juego luchando contra las necesidades y las conveniencias...Hackensacker canta frente al balcón de Gerry, rodeado de una pequeña orquesta, y esa canción propicia el acercamiento entre Tom y Gerry, en donde la dificultad para abrir y bajar una cremallera, la del vestido de Gerry, posibilitara que otra 'cremallera', la de los sentimientos, también se abra...

El final satisface a todos...Y hay boda triple...Comprendemos la situación que veíamos en los títulos de crédito, donde veiamos luchando a los protagonistas para llegar a la boda, pero los veíamos duplicados..Sí, tienen unos gémelos cada uno...para felicidad de Hackensacker y la princesa Centimillia...Qué extraños giros da la vida...
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Viendo la simpática pero discreta 'Sigo como dios' (Evan almighty, 2007), de Tom Shadyac, una variante reciclada del universo de Frank Capra, y en concreto, de 'Caballero sin espada', una añoranza iba haciéndose palpable...En la comedia norteamericana actual, sea romántica, dramática, o comica, pueden encontrarse algun gag suelto afortunado, algun brote vitriólico desperdigado aquí o allá, alguna premisa o idea con cierta sustancia, algún personaje dotado de ciertos rasgos afortunados, o cuando menos, un actor con cierta chispa...Puede uno al acabar la película sentirse bien, como si le hubieran untado con vaselina, reconciliado por un instante con el universo, o haber soltado alguna que otra carcajada...Pero en cuanto lo piensa un poco, advierte mil retales de la época gloriosa de la comedia norteamericana, aquella que se produjo sobre todo en los 30 y 40, con algunas muestras más ocasionales en las dos decadas posteriores, haciéndose más puntual y más 'sombra' de lo que fue en las últimas decadas...En aquellas obras de Howard Hawks, Preston Sturges, Ernst Lubistch, Leo MacCarey, Frank Capra, Mitchell Leisen, George Cukor, o un posterior Billy Wilder, entre otros, las caracteristicas citadas antes se encontraban armonizadas en un conjunto tan pródigo en ingenio como incisivo en sus sutiles 'comentarios' sobre la sociedad y las relaciones humanas...
Sólo hace falta evocar 'Los viajes de Sullivan' (1941), de Preston Sturges, que reflexionaba sobre los propios mimbres de la comedia, y su sentido...Un director de cine que quiere realizar una obra con sustancia, harto de hacer obras lígeras y evasivas, en la que retratar el lado menos gratificante de la vida, la precariedad, la miseria, aquello que se oculta como si no existiera más allá de las candilejas...
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Es impagable la introducción, en la que tras ver su última obra en la que dos hombres pelean encima de un tren en marcha, cayendo al rio, la representación, según él, de que el Capital y el obrero no se entienden, discute con sus dos productores para convencerles de hacer esa obra de directo caracter social, y estos le dicen que vale, que si hay una pizca de sexo, y qué sabe él de precariedad si siempre ha vivido entre algodones, argumento que les sale la rana, porque le convence de hacerse pasar por un mendigo para conocer esa misería de primera mano...
Y comienza un periplo, cual Ulises o Gulliver, por el pais de la mendicidad, entre los desheradados y marginados, sufriendo, por golpe del azar, como remate, el ser acusado de un crimen que no ha cometido (ya que paradoja, es sobre sí mismo, pero padece amnesia, y el muerto, el que le robó su dinero y zapatos es quien todos creen que es él), y encima condenado a trabajos forzados en la carcel...
Sí, sabe de qué materia está hecho el lado oscuro de la vida, el que no se quiere ver, ni padecer...Y viendo cómo ríen los presos con una película de dibujos animados, con el perro Pluto, toma consciencia de la importancia 'social' y vital de la risa...Y eso decidirá, realizar más comedias para alegrar las precariedades de la vida...
Pero aún cuando esta sea la conclusión a la que llega el personaje, no es ninguna claudicación a la hora de desistir de reflejar el lado menos halagueño de la vida o la sociedad, porque, al fin y al cabo, es lo que la película nos ha reflejado, podríamos decir de contrabando, como vitriolo encubierto bajo el dulce de la risa...
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Y bien qué se ríe uno...Pero, entre descacharrantes secuencias como aquella en la que la caravana de los periodistas y asistentes de los productores se convierte en una coctelera, en la que todos son zarandeados arriba y abajo, cuando pesiguen al sidecar, conducido por un niño, en el que va Sullivan, ya que quiere despistarles, porque ve absurdo hacerse pasar por mendigo cuando tiene un equipo de asistentes pendientes de él (o se va a experimentar lo real, anónimo, o se plantea como si fuera otra 'película' en la que él fuera un personaje, cual turista, en una provisional excursión al otro mundo), y las vivaces secuencias con el personaje de Verónica Lake, puro músculo de Screwball comedy, o personajes antólogicos como el impávido mayordomo, 'Pepito grillo' con sus doctas reflexiones sobre filosofía y política, Sturges lanza sus ácidos comentarios sobre la vida y la sociedad...y cómo 'representarla'...
Fusión que dominó con mano maestra tanto en comedias que había escrito, por ejemplo, para Mitchell Leisen, como 'Recuerdo esa noche'(1940) o 'Una chica afortunada'(1937), o en la obra que dirigió entre 1940 y 1948...
'El gran McGinty' (1940),una satira política en la que un gangster, que tras trabajar para los políticos, como votante bajo multiples identidades, acaba propuesto para un alto cargo...
'Navidad en julio'(1940) donde el protagonista encarnado por Dick Powell cree que ha ganado un concurso al mejor slogan sobre una marca de café (fruto de una broma de sus compañeros), suscitándose un equívoco en el que hasta los mandamases de la compañía creen durante unas horas que lo ha ganado, derivando en una orgía de compras no sólo para él, sino para todo el vecindarío, toda una carga de profundidad, ya entonces, contra la economía del consumismo voraz...

'Salve heroe victorioso' (1944), en plena guerra, para lo que hay que tener redaños, ironizaba sobre el sentido del heroe,cuando unos militares ayudan al protagonista a hacerse pasar por heroe cuando vuelva a casa, lo que conlleva mil equívocos cuando quieran convertirle en emblema del pueblo, y por añadidura, del país, como el ejemplar hombre corriente heróico...
'El milagro de Morgan Greek'(1944) sorteó, sorprendentemente el codigo hays, con su premisa de una chica que en tras unanoche de juerga con algun militar, de cuyo nombre ni se acuerda casi, ha quedado embarazada, pidiendo la ayuda de su enamorado para que se case con ella, para evitar la furia de su padre, además policía...y tiene seis niños, y se convierte en heroe nacional...
'Infielmente tuya' (1994) lanza sus cargas de profundidad sobre los celos, a través de un afamado director, en cuya mente se tejen tres retorcidas maneras, que vemos representadas, de satisfacer sus despecho acabando con su esposa (qué habil uso de la dramatización de la 'música emocional', y de la contradicción de un director de orquesta 'dirigido' por sus ciegos celos)...Y qué decir de 'Las tres noches de Eva'(1941) y 'Un marido rico'(1942)...

En la primera. un millonario, aficionado al estudio de los reptiles, vuelve de la selva, y conoce en un crucero a una jugadora de cartas, quien con su padre se dedican a timar a los ricos, y ambos se enamoran, pero tras ser esquilado por el padre, y descubrir a qué se dedica ella,es incapaz de ver que ella la ama y la rechaza pensando que sólo se quería aprovechar de ella...la cual inicia un alambicada venganza jugando con dobles identidades, haciéndose pasar por dama de alta alcurnia, hasta llevarle al altar...y en la noche de bodas metersela de lleno enumerando todos los amantes que ha tenido...(inolvidables todas las caidas que tiene la primera noche que la ve bajo su nueva identidad, cambiándose por tres veces de smoking ya que no hace más que mancharselo con una u otra cosa en sus tropezones)...

'Un marido rico' empieza en los títulos de crédito con lo que suele ser el final, una situación de loca screwball comedy en la que los dos protagonistas se casan, y un letrero dice ' y vivieron felices para siempre...¿o no fue así?'...Pues no, porque la precariedad en la que viven por falta de dinero, ya que nadie compra los inventos visionarios de él, provoca que ella decida dejarle para casarse con un millonario, y así de paso subvencionar sus inventos...El resto no tiene desperdicio, pero de ello hablaremos en un próximo capítulo...Es lo que tienen estas obras, a diferencia de muchas comedias actuales, que uno no se cansa de verlas, de disfrutar con sus agudas e incisivas reflexiones, y no dejar de reir con su desbordante ingenio...

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