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miércoles, 21 de octubre de 2009

Expediente Anwar y el thriller político

Tras el atentado de las Torres gemelas, Bush encontró el apoyo necesario para justificarse en adalid de las libertades, haciendo artero uso de la cortina de humo del victimismo... el enémigo del 'sacrosanto' imperio no era otro que las hordas terroristas, y mejor olvidarse de la cada vez mayor presión a la que estaba siendo sometida su política económica por el G8, reclamando una reestructuración industrial para reducir la emisión de dioxido a la atmósfera: Qué más da el medio ambiente, lo fundamental es el beneficio de las grandes corporaciones, y no hay reparos en cualquier acción, sea una guerra o permitir (quizá, propiciar, quién sabe) un 'autoatentado' de gran escala dramática...Desde luego, la jugada le salió redonda...en un principio...Progresivamente, se ha incrementado la producción cinematográfica que se hace eco de la disensión y malestar con la política, o 'visión', de su gobierno...Una de las primeras medidas que reactivó fue una autorizada años antes, en 1993, por Clinton, 'extraordinary rendition', una medida de extradicción donde se pasaban por el forro cualquier justificación, y por la que podría detenerse sin cargos a quien pareciera sospechoso, y tras extraditarle, someterle, en alguna carcel de otro continente, a una tortura intensiva en forma de interrogatorio... De un caso así nos habla 'Expediente Anwar' (Rendition, 2007), de Gavin Hood...

Narrativamente, incide en la línea marcada por 'Traffic' (2001), de Steven Sorderbergh, cuyo éxito, a su pequeña escala, y reconocimiento, ha propiciado otra serie de obras definidas por una construcción dramática poliédrica, donde se alternan perspectivas de diferentes personajes, en buena medida, representativa de los distintos angulos que componen la cuestión sociopolítica retratada... y puesta en cuestión...En la misma senda transitó 'Syriana' (2005), precisamente dirigida por el guionista de la anterior, Stephen Gaghan...Si en la primera se radiografiaba la tramoya del negocio de la droga, sumergiéndose en sus entresijos, trenzados por los intereses creados, la hipocresia y la ignorancia...Un relato que transcurre a dos lados de una frontera geográfica, donde, paradojicamente, las fronteras entre ley y delincuencia se difuminan, y en donde quién 'instituye' (regula, condena y persigue el 'qué') descubre que ignora el por qué(de los que la consumen y llegan a ser adictos)...

La preocupación de este personaje 'institucional', encarnado por Michael Douglas, es erradicarla (como negocio e inclinación de consumo) como si fuera un virus pernicioso (ajeno a las entrañas de la propia sociedad), pero no todo es tan simple en un retorcido teatro de cínicos intereses... porque, por ejemplo, la estigmatización del consumo no es mas que otra cortina de humo para ocultar los citados 'intereses', y en donde, más bien, el consumidor no es que sea alguien que se 'desvia del camino' (el camino del provecho), sino que se convierte en reflejo indirecto de las carencias de toda una sociedad, 'vaciada' en su preeminente teleologica del éxito, el beneficio economico y el irreflexivo consumo, más 'recreador' de un círculo vicioso (la rentabilidad para los poderosos), que recreativo incluso ...Ese presunto Orden crea esas reacciones de rechazo ( no es casual que su propia hija caiga en la addición, ante un mundo que nada la motiva, pero qué va a saber él si no conoce a su hija)...El problema no es la adicción en sí, sino las circunstancias que la determinan...Es una fuga del vacio de una 'normalidad' mustia, puro simulacro, regida por la doblez...

En la segunda, se desnudaba otra falacia, la de los intereses encubiertos, gubernamentales y económicos, en Oriente medio (con el trasfondo de las lides por el petroleo), con un tapiz de personajes de ambos 'lados' (jugadores de un tablero de ajedrez, desde el rey al peón)... No hay otra, lo que prima, ante todo, por debajo de excusas patrías o ideologicas, es mas una cuestión económica (cómo conseguir las mejores ventajas para seguir alimentando una industria, y los intereses de las grandes corporaciones...y de quién o qué prescindir para conseguirlo en se juego de alianzas y rivalidades)...Las diferencias son de estilo...Sorderbergh sabe elevarse sobre lo arquetipico o representativo de cada personaje, creando una envolvente atmósfera (un trance), un 'estado' perceptivo y emocional, en donde un plano de larga duración sobre un personaje (el personaje de Michael Douglas tomando consciencia de su ignorancia) o la fragmentación sincopada de una secuencia ( la hija y sus amigos 'colocándose', y 'atropellándose' en un diálogo que refleja su desorientación vital, no exenta de desguarnecida lucidez), por no hablar de la preeminencia de un color en cada subtrama, lograban ser más elocuentes que un explicito discurso...Se palpaba una textura emocional, comprendiamos y percibiamos los estados y circunstancias emocionales de los personajes, su 'relieve'...

'Syriana' lograba mantener el equilibrio, aunque siempre en el filo de que la propuesta intencional, teórica, afectara a la potencia emocional...Su construcción dramática es proverbial, pero Gaghan no posee la sutil capacidad expresiva de Sorderbergh (ayuda eso sí, siguiendo la pauta de este, el uso de la música, en este caso la gran banda sonora de Alexandre Desplat, siguiendo los pasos de la compuesta por Cliff Martinez para 'Traffic', ambas, sobrerbiamente, engarzadas con la musicalidad del montaje: Pero las costuras de 'Syriana' no son tan afinadas como las de 'Traffic', en esta la fusión es impecable)...En suma, Gaghan teje una mirada más distante y 'matemática', quizás menos efectiva (emocional), que la sensorial y flexible de Sorderbergh (quien ha sabido tomar nota de esa capacidad, de pauta emocional más que narrativa, en el cine de Terrence Malick, como aplicado alumno, aunque aún sin alcanzar sus sublimes cotas; no por nada ha heredado del primero el proyecto sobre el Ché)...Pero,aún así, 'Syriana' se convierte en una estimulante muestra de cine 'necesario'...

'Expediente Anwar', en cambio, lidia con más dificultades en esa construcción narrativa, y, sobre todo, para lograr dar el suficiente relieve a unos personajes arquetipos, donde cada cual representa una posición en el puzzle del discurso...Un discurso que se convierte en visceral denuncia, pero cuyo propósito parece 'pesar' demasiado a la hora de insuflar la suficiente entidad dramática a las situaciones y personajes, aunque, en buena medida, contrarrestado por la brillante aportación de los actores, que logran transmitir una emoción de la que está un poco huerfana la caracterización de los mismos...Tenemos al ingeniero, de ascendencia egipcia, Anwar (Omar Metwally), que es 'raptado' por las fuerzas gubernamentales estadounidenses para interrogarle bajo la sospecha de estar implicado en un atentado terrorista en un pais de oriente medio...Sin más, él que volvía a Washington en un vuelo de Surafrica, se ve esposado, y enviado a los sórdidos sótanos de una carcel de un pais norafricano, y torturado sin piedad...

Mientras, su esposa, Isabella (Reese Whiterspoon), embarazada (¿para enfatizar su desvalimiento?) intenta averiguar qué ha podido ocurrir con su marido, recurriendo a un asistente de un senador (Alan Arkin), antiguo amigo y enamorado, Alan (Peter Sasgaard), quien voluntarioso, se enfrenta al 'muro' que representa quién ha dado esa orden, Corinne Whitman(Meryl Streep)...Por otro lado, tenemos al analista ahora encargado de observar el interrogatorio, Douglas (Jake Gyllenhal), el comisario encargado de la misma, Abasi (Igal Naor), quién a su vez está preocupado por su hija mayor, quien anda relacionada con grupos extremistas ( precisamente, los que han propiciado el atentado)...Las piezas del puzzle están definidas, el pulso es efectivo y contundente, pero los personajes parecen presos de lo que representan en ese puzzle...Algo más obvio en los que interpretan Reese Whiterspoon o Meryl Streep, sin especiales matices caracterológicos, los cuáles gracias a su poderosa prestación, alcanzan esa fisicidad emocional...

Y, en especial, en el que interpreta Jake Gyllenhal, ya que es el personaje que más claramente sufre una evolución, ya que su toma de conciencia es determinante para cambiar el rumbo de los acontecimientos al enfrentarse a los inclementes designios de sus superiores...La falta de detalles de caracterización del personaje, más allá de que sea analista, es decir, que no sea un mero esbirro que cumple ordenes ciegamente, se ve más que contrarrestada por su interpretación, gestada desde su mirada, palpitante de diversos estados emocionales y dilemas, y logra que no sea tan inverosimil su decisión...Hay un momento que define lo que podría haber sido la película si el tono hubiera surcado esa línea: Un sólo plano de Douglas en una terraza, ante una mesa, llena de botellas vacias (escuetamente, unido a su gesto, queda definido todo lo que acaece en el personaje; y, de este modo, que sea coherente que sea capaz de decir, en una conversación telefónica con su superiora, Corrine, cuando esta le pregunta sobre cómo lleva el que es su primer tabajo en tan sórdidas lides, que sí, es su primera tortura, a lo que ella replica que Estados Unidos no tortura, sólo obtiene información)...Hay alguna otra secuencia en esa línea, como esa transición que une un plano de Isabella,con expresión dolorida, no logrando conciliar el sueño en la cama, con uno de su marido, recluido, desnudo y sucio, en esa angosta capsula donde le encierran entre cada sesión de tortura...

Y, el personaje con más relieve, el citado Alan, ya que el hecho que esté enamorado desde hace años de Isabella le da una mayor complejidad y matices en su particular batalla contra las altas instancias ( a lo que ayuda, de nuevo, la gran interpretación de Sasgaard)...de la que saldrá desoladamente derrotado ( uno de los mejores planos de la película es el último que se le dedica a él, cuando ya ha desistido, reprendido por el senador -por meterse en fangales sin las necesarias pruebas para cuestionar las oscurantistas politicas del gobierno-, de seguir con su 'cruzada', y sin poder siquiera decirle el por qué a Isabella; un plano general nos lo muestra 'integrándose', o más bien, 'desapareciendo', entre los compañeros que colaboran en la campaña del senador)...Una última cuestión, la elección narrativa más discutible...Al final, descubrimos que una de las subtramas, la de la hija de Fair, relacionada con un terrorista, sin ella saberlo, resulta que es anterior en el tiempo, y que estaban implicados en el atentado inicial...¿Por qué ese escamoteo? ¿Para que guardarse esa revelación si dramáticamente no aporta nada? ¿Por qué si se juega con esa alternancia de tiempos, no haberlo hecho de modo manifiesto? Porque esa revelación final, además montada paralelamente a la acción de Douglas de sacar a Anwar de su encierro lo más rapidamente posible, antes de que sus superiores se enteren, no hace más que cortocircuitar la potencia emocional...De nuevo, el artificio del mecanismo supera a la carga emotiva...Una pirueta narrativa, caprichosa e innecesaria, que entorpece el alcance del film más que ayudar a superar sus ya considerables corsés teóricos, todo lo bienintencionados y agradecbiles que se quiera, pero que devaluan la entidad dramática...Por lo menos, el reencuentro final entre marido y mujer es escueto y conciso, no hacia falta más, dado el dolor acumulado, que será más que dificil superar...Y es que la obtusa ceguera del poder (por ignorancia o mezquina inquina) mata las emociones...

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