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jueves, 22 de octubre de 2009

Hacia rutas salvajes

Las buenas intenciones no eximen de la falta de complejidad, señalaba en mi reflexión sobre 'Michael Clayton'...Ni, añadiría, eximen de un erroneo, o cuando menos cuestionable, enfoque...Esto es, si las elecciones estéticas más que potenciar la materia dramática, tanto emocional como conceptualmente, no acaban menguandola o atrofiándola...Esta reflexión, o sensación, es la que me suscitó el visionado de 'Hacia rutas salvajes'(2007), de Sean Penn...Si uno se centra en su argumento, en la peripecia que plantea y narra, y en las reflexiones que suscita, sería fácil derivar en sustanciosas disgresiones 'sociológicas', dado el inspirador talante 'a contracorriente' que alienta este film, un incisivo cuestionamiento, no sólo de nuestra sociedad, sino de nuestra forma de 'habitar el mundo', de nuestras elecciones vitales y preferencias, de nuestro apoltronamiento en una dinámica de vida estática y, aún más, paralizada en su autocomplaciente falta de inquietudes, y sí congratulación con un materialismo rampante...

Pero no, precisamente, por ese sugerente material, por esa disidente carga de inteciones, que constituyen el equipaje conceptual y vital, sino existencial, que 'avituallan' la materia narrativa, uno tiene que remarcar que Sean Penn optó por un planteamiento estético que limita su alcance...De la misma manera que el protagonista de este relato, Christopher (Emile Hirsch) contradice a la sociedad en la que se ha (con)formado, rompiéndo con ella, y tomando la decisión de optar por una vida ajena a las normas sociales, esto es, buscando su lugar en las inhospitas y salvajes tierras de Alaska, me daba la impresión de que el enfoque, o la mirada del director, Sean Penn, contradecía, también, el tono o forma de narrar que parece demandaba esta historia...

Su apuesta por una estructura discontinúa, alternando saltos en el tiempo adelante y atrás, y su planificación excesivamente fragmentada, en la que da poco espacio a la respiración del plano, que duran escasos segundos, cual frenética montaña rusa, pienso que lo único que logran es 'distraer, hacerse notar demasiado, 'narcotizando', sobremanera, el potencial emocional...Es como si lo narrado y la forma de narrar fueran cada uno por su lado...Un montaje 'externo' que se desliga de la entraña de la emoción en juego...De algun modo, me evocó '21 gramos' (2003) de Alejandro Garcia Iñarritu, en la que su febril montaje con cambios de perspectiva de personaje y tiempos se revelaba caprichoso o aleatorio, como quien lanza las piezas de los planos al aire, y luego las ordena según cómo hayan caído...Y, también,lo que conseguía, por lo menos, de nuevo, para mí, es amortiguar la desgarradura de dolientes emociones de los personajes, como si a uno le sustrajeran el sumergerse en tal abismo de vulnerabilidades desnudas, protegido con la 'vaselina' del juego formal...

Como en 'Hacia rutas salvajes' uno se queda con la emoción de la película que pudiera haber sido...Diversos directores han optado por una planificación fragmentada y analítica, o por construcciones narrativas en la que se alternan tiempos y perspectivas, e incluso 'duraciónes' de planos y secuencias, caso de Alfred Hitchcock, Wong Kar-Wai, Atom Egoyan, David Lynch, Sam Peckinpah o David Fincher, por citar algunos, y valgan como ejemplo obras maestras, tan singulares y diferentes, entre sí, como 'Psicosis', 'In the mood for love', 'El dulce porvenir', 'Carretera perdida', 'Grupo Salvaje' o 'El club de la lucha'...Si hablaba acerca de 'La noche es nuestra' de que su riqueza expresiva no estaba en su argumento, de livianas costuras y deudor de logros anteriores, sino en su afinada puesta en escena, que tanto transcendia esos límites citados como 'encuadraba' el trance emocional del protagonista, donde cada plano respiraba necesario y pertinente, en 'Hacia rutas salvajes' sucede a la inversa...Su material argumental resulta más orginal y denso, pero su alcance se resiente de una errática puesta en escena, que se pierde en su montaje en precipitación, en donde, como en '21 gramos', queda esa sensación de que la sucesión de las secuencias está estructurada de un modo un tanto aleatorio, y de que tal sucesion de breves planos cortocircuita por saturación la potencial carga de emoción...

Sí, podemos aludir a las preguntas que suscita, como, por ejemplo, cómo lograr un equilibrio entre la disidencia con respecto a una sociedad, apostando por la indómita individualidad que no acepta concesiones ni aveniencias que 'narcotizen' el espiritu, con la asunción, de la que el mismo protagonista se percata al final, de que una alcanza la felicidad cuando es compartida...Esto es, que la disidencia no es contra la sociedad en abstracto, sino contra una sociedad específica, la nuestra, asentada en unos valores estreñidos, ante los que el protagonista se rebela...No le importa tener un coche mejor, no necesita de tanta seña de identidad en forma de tarjetas y carnets, que incentivan la ilusión de que uno está integrado y de que ademas puede disponer de lo que desee...si se integra en la maquinaria...Pero en su trayecto, a través de los diversos encuentros que realiza, se confronta con lo que dota de satisfactorio logro a la vida, la posibilidad de relaciones cercanas e intimas con los otros, tejidas por el mutuo enriquecimiento y el cálido afecto...

El problema para Chris es que se da cuenta demasiado tarde de ésto, tras pasar meses solo en un autobús 'varado' en las solitarias tierras de Alaska...Y es tarde, porque por un accidental despiste, falto de alimento, confunde dos plantas, y se alimenta de la que es venenosa, para consecuencia fatal de su vida...Una imagen, la de ese autobús varado, que condensa el trayecto de este personaje...¿Realmente se ha movido, ha habido un desplazamiento real, ha llegado a alguna parte? ¿No es su elección, al fin y al cabo, tan estática, y, en cierta medida, inconsecuente, como aquella dinámica de vida que dejó atrás, a no ser cómo provisional transito de (auto)conocimiento, pero no como finalidad?...Si su gesto disidente le dignifica, quizás advierte demasiado tarde que el verdadero movimiento está en las posibles relaciones que uno crea si está siempre desplazándose, aunque sea interiormente, vislumbrando, y tejiendo, la vida como una sucesión de encrucijadas que le hacen a uno crecer y transformarse, y así definirse en su propia voz, pero siempre en esa interacción con voces afines, porque la vida aislada no es más que una opción varada, uno necesita relacionarse con el mundo y los demás...

Y así es para Christopher con las relaciones 'pasajeras' que establece con esos errantes hippies, en los que encuentra la imagen de la familia deseada, Jan y Rainey (Catherine Keener y Brian Dierker), que restituyen la deteriorada imagen que tiene de la idea de familia, ejemplificada en la de sus padres, crispada y materialista...una forma de vida y una noción de familia alternativa...pero ¿Acaso no nos definimos (o tenemos esa posibilidad), como escribió Rafael Argullol, con las segundas patrias, esto es, con nuestras elecciones afectivas, tras cuestionar la impostura, o aleatoriedad sustancial, de las elecciones impuestas por circunstancias de nacimiento? ...Y lo mismo sucederá con su relación sentimental con Tracy (Kirsten Stewart), que refrena, paradójicamente, coartado por una norma social y cultural (tiene 16 años)...O con la complice y cálida relación paterno filial con el anciano Ron (Hal Holbrook), el cual, hasta le plantea si quiere que le adopte...

Son relaciones que le ofrecen en el camino una posibilidad de una realidad alternativa distinta a la vivida con su familia y entorno, pero las deja a un lado, en el 'arcen' de su periplo vital, empecinado con su idea, casi cual capitan Achab filtrado por el espiritu de Jack London, de vivir solo en la inhóspita naturaleza salvaje...Sí, es demasiado tarde cuando toma consciencia de lo que ha dejado atrás, y de que su elección estaba emborronada por un sentimiento de fuga y rechazo por una enquistada vida anterior...Cierto, como se ve, el material que 'porta' la última obra de Sean Penn da pie a multiples y jugosas derivaciones y reflexiones, pero quedan diluidas por un estilo narrativo que propicia que toda la 'carne' emocional se ahume, quedando el esqueleto de unas estimulantes intenciones...La 'experiencia' cinematográfica no está en consonancia con la 'experiencia' vital expuesta..Pero, al menos, bienvenidas son, esas malogradas intenciones, si logran suscitar cuestionamientos sobre nosotros mismos y nuestra forma de vivir en esta sociedad...

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