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jueves, 22 de octubre de 2009

La guerra de Charlie Wilson

Entre las imágenes de 'La guerra de Charlie Wilson' (2007), de Mike Nichols, se encuentran unas imágenes televisivas de aquellos momentos, los inicios de los ochenta, imagenes de reportajes informativos que se hacían eco de la invasión de Afganistan por parte de la Unión soviética...Todo un documento de una época, y todo un oportuno recordatorio de esa necesaria 'memoria histórica', los hechos de hoy no surgen de la nada, tienen una raiz o un proceso...Ese es el valor principal de esta película, y, al mismo tiempo, lo que pone en evidencia sus carencias...Que sean unas imágenes documentales incrustadas en la narración las que estén dotadas de más autenticidad (y no porque sean veridicas, sino porque son más elocuentes) indica que, una vez más, los resultados no se ajustan a las intenciones...

Resulta interesante por la realidad 'encubierta' que pone sobre el tapete, apoyado en un guión de solida construcción, e inspiradas pinceladas en alguna situación o o diálogo...Pero no es sino otro ejemplo de película en la que uno piensa, tras acabar de visionarla, en la que hubiera podido ser...Pero ¿Por qué?...Por la 'inconcreción' o 'indefinición' de su tono, o mirada...Una narrativa apergaminada, cuando supuestamente es una satira, y con una cámara que planifica como si fuera la cámara de un noticiario...una mera cámara 'registradora'...No es que se busque un distanciamiento, para rehuir el teledirigir al espectador (algo en lo que incurría el efectismo de 'Expediente Anwar') sino que se sobrevuela, con esta apagada correción, lo narrado, como quien enuncia con el automático puesto, telegrafiando ideas, sin hacer uso de una voz, o mirada personal...un ojo que no es que pretenda ser neutro, sino que más bien parece neutralizado...

Si otra sátira política, como 'La cortina de humo' (1997) de Barry Levinson, licuaba sus aristas con un hipertenso montaje, en otro ejemplo de disonancia entre tratamiento y material dramático ( donde como aqui el principal valor estaba en su guión, en un caso Aaron Sorkin, en el otro David Mamet), aqui las aristas se diluyen en un tono amable, complaciente, lejos de esa combinación de irreverencia e indignación, densidad y sarcasmo de una auténtica sátira, de la que buenos ejemplos recientes pueden ser Bullworth (1999) de Warren Beatty o Tres reyes (1995) de David O Rusell...En suma, para apreciar sus sugerentes incisiones, uno podría dedicarse a leer el guión o pensar en que podrían haber optado por un documental...Claro que este indefinido tono, esta mirada inconcreta, que amortigua y trivializa, cual reportaje de cualquier dominical en papel cuché, los 'grandes temas' de crónica social, es característico del cine de Mike Nichols, desde 'El graduado' (1969) a 'Closer' (2005), pasando por 'Armas de mujer' (1988), A propósito de Henry (1991) o 'Lobo' (1998), entre otras...

Y como extensión de ese 'desvitalizado' estilo, que rehuye cualquier incómodo claroscuro, con una mirada que parece que más 'retransmite' que expresa, no deja de ser elocuente la elección de actores tan 'inorgánicos' como Julia Roberts o Tom Hanks (a veces excelente, pero no cuando su personaje es más ambivalente, vease su intervención en la excelente 'Camino a Perdición')...
Su participación aquí es un ejemplo más de ese toque de vaselina a la hora de tocar unas cuestiones que sacan a primer término ciertos trapos sucios, o inconsecuencias, de la política del pais (otro ejemplo sería su meliflua 'Primary colors' (1988) alrededor de la figura de Clinton, tan esteril como la caracterización de muñegote de Travolta)...

Pero, en fín, ¿qué nos pretende desvelar 'La guerra de Charlie Wilson', aunque sea con maneras impostadas de sacarina?...Pues nada menos que una advertencia sobre cómo los errores o despropósitos del pasado han traído consecuencias funestas...Nos narran cómo este congresista, Charlie (Tom Hanks), indignado por la invasión de Afganistan por los comunistas rusos ( recordemos que aún coleaba la Guerra fría), realiza una serie de maniobras, dado que su gobierno no interviene para apoyar a los afganos, para conseguir el dinero suficiente ( de hecho logró que los 5 iniciales que se destinaban a apoyarles llegaran a convertirse en 5000), via gubernamental por comités, o por el apoyo logístico, o de influencias, de la millonaria tejana, Harring (Julia Roberts), fanática cristiana que odiaba a muerte a los ateos comunistas y deseaba iniciar una guerra santa...

Por otro lado, consiguió el apoyo estratégico de un agente de la CIA, Gus (Philip Seymour Hoffman, lo mejor de la película), harto de la incompetencia de la política de la agencia, que, como el mismo gobierno ( entonces con Reagan a la cabeza), no quería soliviantar a los rusos, con lo que para qué intervenir...Wilson logró, tambien gracias a 'engatusar' a traficantes de armas israelíes ( para apoyar a musulmanes, valga la sangrante ironía, y utilizando armas sustraidas a los propios rusos, para asi no tener que utilizar armas estadounidenses), y otras fuerzas políticas del mundo arabe, invertir ese dinero en preparar y armar a los guerrilleros afganos, que al fin lograron, todo un hito histórico, derrotar a los rusos...Todo un juego de maniobras entre bastidores...Es una pena que con un material tan jugoso no se quede más que en la más superficial 'ilustración', sin saber, o querer, entrar, por ejemplo, en los contrastes de personajes como el de la millonaria tejana, o el mismo Charlie...

A este respecto, no hay que olvidar cómo entra Charlie en contacto con esa 'realidad' en Afganistan...Mientras está departiendo en un jacuzzi con productores y strippers, entre cocacina y otras sustancias 'festivas', advierte, en las imágenes del televisor un reportaje sobre el conflicto...Una imagen 'mediatizada', con sabor a real, como contraste, u oposición, con la suya propia, por cuanto esa actividad 'disipada' tiene, más que de inclinación vital, un componente de conveniencia, ya que es una manera de conseguir contactos...Otro detalle revelador en relación a cómo cuida su imagen, es el 'sequito' de secretarias o asistentes femeninas, todas de imponente físico...Pero no, son aspectos, o contrastes, en los que no se incide con la suficiente rotundidad, como si no se diera relevancia a nada, o más bien se pasará, sobrevolando, sobre lo que se nos narra...(uno espera oir en cualquier momento a algún realizador de televisión decir, 'ahora pincha la cámara 5)

Por eso, lo más contundente, o rescatable, es la frase con la que se cierra el film, y que dijo en su momento el auténtico Charlie Wilson, al señalar cómo después de aquel logro, 'la jodimos del todo'...Porque el gobierno se despreocupó de invertir, aunque fuera un escueto millón, en levantar, al menos, una infraestructura educativa, en un pais cuya mitad de habitantes, tras acabar la guerra, no superaba los quince años...Su toma de consciencia personal por ese 'detalle', gracias a la llamada de atención de Gus, en la fiesta en que celebran el 'triunfo', es el mejor momento del film, único instante en el que la duración de un plano, un primer plano sobre Charlie, tiene de verdad fuerza dramática...

Sí, el gobierno se lavó las manos, en una nueva muestra de despreocupación por la suerte ajena ...Claro, años después llegaron Bin Laden y compañía, y las quejas y clamores de indignación, cuando esa insurrección estaba procreada por pasadas intervenciones, y suministro de armas entre otras cosas, y sobre todo, despropósitos a la hora de 'ayudar' de verdad con todas sus consecuencias...Monstruos creados por los propios errores pasados...Sí, la memoria histórica ( como no deja de señalar mi querida Clarimonde) es un instrumento necesario para comprender nuestro presente...

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