Habrá quién quizá se extrañe de la turbadora aspereza de la última obra de Frank Darabont, 'La niebla', aún por estrenar en España, y en especial, de su desolador final, uno de los más demoledores vistos en los últimos años, no sólo por su resolución dramática sino por sus implicaciones...no desvelaré cómo es, pero hay un intercambio de miradas entre dos personajes que lo condensa todo... habría que remontarse a Seven de David Fincher para recordar un efecto de tal envergadura...puede que sorprenda en alguien que ha realizado obras como 'Enterrado vivo' ( su primera, y menos conocida, obra, realizada para televisión) 'Cadena perpetua', 'La milla verde' o 'The majestic', obras que, aunque no exentas de rugosidad tanto en momentos concretos como en sus apuntes reflexivos, no dejaban de estar consideradas como suaves fábulas bienintencionadas, y más aún, cuando el estilo cinematográfico de Darabont no es nada retórico sino sencillo, de una transparencia que algunos pueden asociar con lo impersonal y anodino...pero no creo que sea así...hay momentos de pure lustre cinematográfico, como la serie de secuencias, en Cadena perpetua, que narran la fugaz y fatal estancia en libertad del anciano recluso interpretado por James Whitmore...como tampoco que 'La niebla' sea una rara avis dentro de su obra, o un giro tan notorio, dejando de lado esa crudeza más manifiesta y palpable...es cierto que no es un final liberador como el de 'Cadena perpetua' ni tiene esa ternura, también liberadora, de 'La milla verde' aunque, eso sí, esté teñida de una tristeza insondable, o quizás más bien, una tristeza de una ternura insondable, y que señala que sus obras no son tan complacientes...No es sólo que en su obra coincidan tres adaptaciones de obras de Stephen king, un autor que realmente ha tenido escasas adaptaciones destacables al cine...en sus obras, late una corriente subterranea alegórica, más o menos elemental, más o menos incisiva...
Hay una idea que es recurrente, y es la prisión, o la reclusión, y no sólo como espacio físico, sino también mental, espacios y mentes cerradas, o cómo la obtusidad puede ser la más cruel prisión...es evidente en las cárceles de 'Cadena perpetua' y 'La milla verde' espacios alegóricos sobre cómo las mentes obtusas condicionan la justicia, o en la segunda, además, cómo su opuesto, la propia empatía, puede convertirse en una prisión, cuando, por añadidura, es llevada al extremo en alguien que puede no sólo absorber las energías negativas de los demás, sino además sanarles...una fábula de lo más pertinente en este mundo de falta de inteligencia emocional y empatía...
Es manifiesto en 'La niebla' también, en ese supermercado metáfora de la prisión de los miedos, y cómo crean monstruos, una niebla mental que pone en evidencia nuestra condición hostil y primaria en cuanto regresiva...o en su primera obra,'Enterrado vivo', inspirada lejanamente en el relato de Poe, en donde la tumba en que se convierte el hogar como espacio de reclusión, cual ataud extendido, es una metafora de esa relacion corrompida de la pareja...la misma 'The majestic' incide en esa linea, a través de este guionista, en la era del MacCarthysmo, que de repente es tachado de afinidades comunistas porque en su libreto haga referencias progresistas...de repente se ve enfrentado, o aprisionado, por esa mentalidad cerrada...tiene un accidente y pierde la memoria, y es confundido con un heroe perdido de la segunda guerra mundial, hijo, además, de un proyeccionista del único cine de este pueblo...ahora es un héroe, y es querido por todos, en este espacio de ilusión...espacios paradójicos, aprisionados en las imagenes que se proyectan, donde hasta la identidad se disuelve, o precisamente, es el proceso para liberarse...un espacio así, aun ilusorio en su condición de paraiso perdido y pacífico, puede convertirse en el impulso de enfrentarse a la bestia de la mente obtusa...porque perder la motivación escéptico no es la solución, sino que un heroe es también el que se afirma en su diferencia y se enfrenta a la 'niebla' de las mentes obtusas y cerradas...y, de nuevo, aunque en su reverso oscuro, ese mismo planteamiento late en esa última secuencia de 'La niebla', en ese cruce de miradas que señala que no hay que tener miedo a la niebla...
En La niebla, de Frank Darabont, un grupo de personas queda atrapada en un supermercado, rodeados por una amenazante niebla que esconde horrores hasta ahora desconocidos...el grupo ahí recluido se convierte en un microcosmos de nuestra sociedad, y qué mejor espacio emblemático que un supermercado...y se pone en evidencia quiénes son los monstruos, los que están dentro, camuflados en la legitimada normalidad...ese horror de la niebla, ese fuera de campo proyectado, no es sino la proyección de unos miedos, los monstruos generados por estos...aquel que no tiene miedo a ella, se libera...puede rastrearse en esta alegoria una llamada de atención a la coyuntura vivida en Estados unidos, a esa creación del monstruo en el otro para justificarse en sus propios desmanes, y encubrir su propia inconsistencia hecha de desequilibrio y violencia latente...pero la obra alcanza una vibrante, y perturbadora, condición universal como alegoria...y pocas obras tan perturbadoras como esta en el reciente cine fantástico o de terror, rasgando sin complacencias los despropósitos de unas mentes virulentas embozadas en la normalidad y la física amenaza de las criaturas monstruosas, trasposición orgánica de la interioridad de unas mentes desquiciadas...son la imagen distorsianada en el espejo de los monstruos que hay en nosotros, en las conductas fanáticas e insolidarias, en una sociedad tejida por la voraz depredación en mor del consumismo y el enriquecimiento indiscriminado...
Y, por otro lado, habría que evocar Sesión 9 para encontrar otra obra reciente con similares logros en la creación de una textura perturbadora, palpable, que se enrosca en nuestro interior, otra obra, además, tramada alrededor de los fantasmas de la mente...durante la mayor parte de su metraje no sabemos si en ese sanatorio psquiatrico abandonado, que los cuatro limpiadores reforman, hay una presencia siniestra real, relacionada con un tortuoso pasado, o si todo es fruto de la sugestión en la mente de los personajes...esa incertidumbre se pauta con firme y rasposa mano, atrapandonos, como en La niebla, en la turbadora tela de araña de lo siniestro...
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