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viernes, 9 de julio de 2010

Jayne Mansfield, la otra rubia

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Jayne Mansfield tocando el violín rodeada de perros que no se sabe si están cautivados por su música o están suplicando que deje de tocar.Jayne quedó encasillada como rubia exuberante a la estela de Marilyn Monroe, e incluso parodia en las comedias, o sátiras, de Frank Tashlin: 'Una rubia en la cumbre' (1956) y 'Una mujer de cuidado' (1957). Casi se podría decir que era la transposición, como otras rubias de exuberantes curvas de moda en aquella década, como Anita Ekberg, de la sociedad de la abundancia y la imagen de prosperidad, sobre la que Tashlin lanzó sus buenas diatriba, como sobre la publicidad, aspecto en el que Mansfield fue voraz carnívora de notoriedad del modo que fuera ( lo consiguió en el hecho de ser la primera actriz de Hollywood en parecer desnuda en una pantalla, allá por 1963, en 'Promises, promises' del actor King Donovan). Más allá de colaborar con Stanley Donen en 'Bésalas por mí' (1957), con Gary Grant, o en 'It takes a thief' (1960) de John Gilling o 'The burglar' (1957), de Paul Wendkos,, su carrera derivó hacia obras de escasa relevancia, incluidas incursiones en el peplum italiano como reina amazona, falleciendo a los 34 años, en 1967, en un accidente de coche.

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