Tony Curtis y Marilyn Monroe ríen en una pausa de rodaje de 'Con faldas y a lo loco' (Some like it hot, 1959). Siempre he pensado que no se ha reconocido lo suficiente a Tony Curtis en esta película, en comparación de las loas a los otros dos componentes del trío protagonista, Monroe y Jack Lemmon. De hecho, pienso que es el más afinado de los tres. Si de entrada hay que aceptar un 'inverosimil' y es que el duo masculino logre convencer al resto de los mortales que son mujeres, en su papel Lemmon incurre en la sobreactuación en varios de los momentos (era un gran actor, pero a veces le podían ciertos tics como una sonrisa exagerada y sus tarareos). Curtis está más convincente en su papel de 'travestido', jugando de modo más certero con la ambiguedad, como lo está representando al miope millonario para seducir al personaje de Monroe, 'farsa' o simulación que está planteada con más rigor. No es que por ello, por esa masculinidad poco convincentemente camuflada, no deje de ser una notable obra, y muy disfrutable, pero creo que se convierte en su limitación. Esa faceta grotesca la aplicó con más tino Wilder en otras obras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario