Translate

miércoles, 31 de marzo de 2010

Duelo en el barro

Photobucket
'Para llegar a lo más alto, tienes que pisotear a los demás'. Son las palabras admonitorias, y premonitorias, de Tom (Stuart Whitman) a Biff (Don Murray), el protagonista de este poco convencional western, 'Duelo en el barro' (1958) de Richard Fleischer, que pareciera ajustarse más a los mimbres del cine negro. Este relato de la trayectoria de un arribista, de la nada a lo más alto, no oculta su subversión de los arraigados valores estadounidense que sitúan el éxito social como el priotario objetivo. Biff es su representante 'ingenuo' en contraste del cínico sin escúpulos, su bestia negra o reverso, que representa Jehu (Richard Egan). Ingenuo porque se cree que es lo que debe desear, porque no quiere ser pobre como su padre cuando se arruinó. Para él es aceptar trabajar en lo que sea y cuánto sea para lograrlo, sea cuidando ganado y domando potros a la vez, participando en carreras de caballos, matando lobos tras envenenar los cadáveres de los bisontes ( lo que le cuestiona Tom: le parece una miserable manera de ganar dinero, pero Biff no entiende ese cuestionamiento); solicitando una inversión a un banquero para montar un rancho, y al no lograrlo aceptar el prestamo de su amante, una prostituta de lujo, Callie (Lee Remick), el primer amor de su vida ( con quien comparte traumática adolescencia: el padre de Biff les golpeó con un látigo a él y una chica con la que se besaba en el granero).
Photobucket
Pero en cuanto ve que va ganando posición se olvida de ella, casándose con la hija dell banquero, porque Callie es una 'golfa' ( como le espeta a Tom cuando éste le pida que sea su padrino en su boda con otra que fue prostituta: la rigidez de la imagen social se aúna con la ascensión económica). En todos sus lances siempre hay alguien que le ayuda, sea el banquero cuando hacen trampa en la carrera de caballos ( el jinete del caballo de Jehu); Tom cuando Biff se ve rodeado por unos indios que quieren su caballo; Callie prestándole el dinero. Pero él será capaz de intervenir a tiempo cuando quieran colgar a Tom por robar unos caballos. Tardía consciencia que le determinará a enfrentarse al inductor de ese linchamiento, Jehú, en una pelea en la embarrada calle del pueblo (el barro revelando lo que han sido y son, corrupción, además de un retorno a su primitivo origen), y en la que, de nuevo, será primordial la intervención decisiva de alguien, en este caso, Callie. Como le dice su primer jefe,todos cambian, ya sea por las cartas que te dan en la vida, las gentes que conocen,las mujeres que te enredan, o las amistades que te traicionan. El no entiende que alguien cambie, pero lo demostrará con su trayectoria traicionando a sus amigos o enredando a quien se supone amaba. Al final la consciencia de ver en qué se ha convertido llega tarde, pero al menos subvierte aquello en lo que ha llegado a convertirse, negando el ascender hasta lo más alto en la política por una conciencia reencontrada tras verse reflejado en el barro.
Photobucket
'Duelo en el barro' (These thousands hills, 1958), tiene un estupendo guión de Alfred Hayes, que adapta una novela de AB Guthrie. Hayes escribió los guiones de Lang en 'Deseos humanos' y 'Encuentro en la noche'. Empezó como guionista en Italia con Rossellini 'Paisa' y 'De Sica' en 'El limpiabotas'. Fleischer demuestra su excepcional talento para las composiciones de los encuadres ( se inspiró en Mondrian para el color que daba a las casas del pueblo). Una nueva reflexión corrosiva sobre la violencia institucional y de la condición humana, tan inconsciente como consciente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario