Como parece que no encontró un lobo a mano, Oliver Reed parece que decidió buscar inspiración contemplando a este lindo, y despeinado, gatito para su personaje de hombre lobo en la extraordinaria 'La maldición del hombre lobo' (1961), de Terence Fisher, aún hoy la más fascinante y compleja aproximación al mito del licántropo.
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