Translate

miércoles, 24 de marzo de 2010

Mercado de ladrones

Photobucket
Las cuatro últimas producciones norteamericanas que realizó Jules Dassin, antes de exiliarse a Francia ya que fue delatado por Edward Dymutrick por sus inclinaciones izquierdistas, o comunistas, y estigmatizado en la lista negra de la caza de brujas McCarthysta, componen una buena muestra del más incisivo cine negro. 'Mercado de ladrones' (1949) fue la última que rodó en territorio estadounidense: 'Noche en la ciudad' (1950), una de sus obras maestras, la rodó en Inglaterra, aunque era producción de la Fox. Ya con la interesante 'La ciudad desnuda' (1948) había sufrido recortes de montaje, sobre todo secuencias relacionadas con la vida cotidiana de la ciudad, para evitar que fuera tachada de izquierdista (la anterior 'Fuerza bruta' había incidido en la crítica del sistema penitenciario). La vena crítica que había aflorado de modo más corrosivo en las obras encuadradas del cine negro estaba en situación de 'alerta roja'.
Photobucket
Y 'Mercado de ladrones' es un buen ejemplo. Curiosamente, se puede ver como un antecedente de 'La ley del silencio' (1954) que, como se comenta, pudo ser realizada por Elia Kazan para contrarrestar su mala conciencia por haber declarado, y delatado, en el 'Comité de caza de comunistas' (El comité de actividades antiamericanas). 'Mercado de ladrones' entra pronto en materia. Nick (Richard Conte) vuelve a su hogar, tras tiempo fuera trabajando para ahorrar dinero, y se encuentra con que su padre no tiene piernas, por causa de un accidente que sufrió con su camión. No recuerda cómo pudo suceder, sólo que estaba algo bebido después de haber hecho unos tratos con un comerciante, Figlia (Lee J Cob). Nick se huele algo raro. Cuando va a reclamar su camión a Ed (Millard Mitchell), a quien se lo ha alquilado su padre, éste le propone asociarse con él para transportar un cargamento de manzanas al mercado de Nueva York. Nick ve en ello la oportunidad de esclarecer el 'accidente' de su padre. El resto del relato transcurre en un condensado espacio de tiempo, y alternando dos situaciones. Por un lado, el 'accidentado' viaje de Ed ( su camión tiene problemas con la transmisión, y circula mucho más lento que el de Nick), seguido por otros dos camioneros que esperan que el camión se averíe para poder compartir su mercancía (estamos en un contexto de depredadores, se es capaz de cualquier cosa por unas migajas de dinero).
Photobucket
Y, por otro, los avatares de las negociaciones de Nick con Figlia, esperando a su compañero. Tendrá que luchar, en primera instancia, para evitar quedarse dormido ( ha sido un viaje en camión de 24 horas desde la otra costa) y segundo, evitar las artimañas y engaños de Figlia: le pincha la rueda del camión aparcado delante de su almacén para así poder descargar sus manzanas y venderlas, mientras 'envía' a Rica (Valentina Cortese) para que entretenga y seduzca a Nick; posteriormente querrá pagarle a precio mucho más bajo que el de su venta; y, como a su padre, encargará a dos de sus hombres que recuperen el dinero, atracándole, aprovechándose de la oscuridad de la noche, junto a unos vagones de tren. Dassin perfila con eficacia la tensión de las dos situaciones paralelas, la incertidumbre de si Ed podrá llegar a tiempo, y sin sufrir un accidente, y los avatares de Nick para evitar que su destino no sea como el de su padre. Las secuencias de los camiones en tránsito están narradas con un palpitante dinamismo. Pende siempre la amenaza del accidente. No deslucen al lado de las magníficas de 'El salario del miedo' (1953), de HG Clouzot. Y las cargas de profundidad sobre unas estructuras económicas, una depredador capitalismo que propicia la competitividad inclemente y el aprovechamiento por parte de los empresarios con total falta de escrúpulos que se enriquecen a costa de unos trabajadores explotados, son tan incisivas que no es de extrañar que provocara el 'accidente' de que Dassin fuera uno de los estigmatizados por su manifiesta actitud crítica y acabará exiliado del país.

No hay comentarios:

Publicar un comentario