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sábado, 20 de marzo de 2010

Raymond Chandler, guionista

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No se puede decir que Raymond Chandler se muestre demasiado entusiasmado por la conversación que mantienen a su lado. El autor de obras tan extraordinarias como 'El sueño eterno' o 'El largo adiós', aparte de ver algunas de sus obras adaptadas al cine, también realizó intermitentes labores de guionista, como 'Perdición' (1944) (adaptando la obra de James M Cain, junto a su director Billy Wilder), 'La dama del lago' (1946) de Robert Montgomery, o 'Extraños en un tren' (1951), de Alfred Hitchcock, (según la obra de Patricia Highsmith). Incluso escribió original para la pantalla, 'La dalia azul' (1946), de George Marshall. Una de las anécdotas que se han convertida en leyenda es aquella relacionada con la adaptación que realizó Howard Hawks en 1946 de 'El sueño eterno' cuando le preguntaron quién había matado a cierto personaje, y se dice que respondió que él mismo lo ignoraba. Más allá de si es cierta o no, o si lo dijo con ironía, es un lugar común que camufla la incapacidad de percepción de la complejidad de su obra justificada por por una maraña de trama que no se aprehende. La visión vitriólica, existencial de un autor que reflejaba un universo sin sentido. Quizás hayan sido los hermanos Coen quien mejor lo hayan comprendido, como reflejaron en 'El gran Lewobski', influenciada e inspirada por su obra, e incluso, aunque se citara más a Hammet como referente, en 'Muerte entre las flores'. También de éstos, aunque se les aplauda en ocasiones, por sus juegos formales, se suele decir que no se entiende de qué están hablando. Quizás es que uno y otros sean demasiado sutiles.

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