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jueves, 25 de marzo de 2010

La humanidad en peligro

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En la década de los 50, fueron numerosas las obras de ciencia ficción que reflejaron los miedos ante la latente amenaza del empleo de la energía nuclear fruto de un posible conflicto (o 'explosión' de este conflicto) con los del 'otro lado', el bloque comunista, y ante los impredecibles efectos de su radiación, alimentados por sus pruebas desde 1945 (otra variante, que a veces confluía, era el ver reflejado ese miedo a 'los otros', o más bien un estado de paranoia, a través de diversas invasiones alienígenas). En el género abundaron esa década diversas figuras mutantes, que sufrían alteraciones de organismo, menguando como 'El increíble hombre menguante' (1957),de Jack Arnold, o a la inversa, sufriendo tendencia al gigantismo, como en otra obra del mismo Arnold,'Tarántula' (1955). Lo mismo que sucede a las hormigas en esta estupenda obra de Gordon Douglas,'La humanidad en peligro' (1954).
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Una de sus principales virtudes es cómo sabe modular una atmósfera fantástica, sabiendo mantener en suspenso, durante su primer, y quizás mejor tramo, la incertidumbre sobre lo que puede estar sucediendo, con lo que la irrupción de lo fantástico, la aparición de lo anómalo cobra una notoria fuerza. Los enigmáticos hechos se van dosificando con eficaz progresión ( a la vez que se define y caracteriza a los principales personajes):La aparición en el desierto de una niña que vaga, con una muñeca en brazos, con la expresión ida, en estado de shock; la caravana medio destruida, con detalles inquietantes como una gran huella de animal no identificable, los terrones de azúcar desperdigados, el hecho de que no hayan robado dinero; el subsiguiente descubrimiento del almacén en parecido estado de destrucción, con el añadido del descubrimiento de un cadáver en el sótano; los extraños ruidos, o chirridos, que no se sabe si proviene del viento o de alguna criatura; el enfrentamiento de uno de los policías en fuera de campo ante algo que dispara, y su grito de muerte. Ni el otro policía que realizó el descubrimiento, Patterson (James Whitmore), ni el agente del FBI Graham (James Arness) pueden imaginarse a qué se enfrentan, porque toda explicación lógica se les escapa (¿Por qué tenía la víctima tanto ácido prúsico?) Su desconcierto se acrecienta cuando llega el profesor Medford (Edmund Gwenn) y su ayudante, su hija Pat (Joan Weldon ), y sus cábalas van lentamente siendo corroboradas (la esplendida secuencia en que dan a oler el ácido prúsico a la niña catatónica, y empieza a gritar: ¡Ellas!).
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Tras la aparición de la primera hormiga gigante, irrumpiendo en el mismo encuadre, por encima de Pat, la trama se disparará en dos enfrentamientos. Uno, el encontrar el hormiguero, e intentar destruirlo, y dos, ante el hecho de que dos hormigas reinas, hayan escapado volando, el buscar a dónde han podido huir. Dos momentos destacan especialmente: El relato del aviador, que ha sido ingresado en un sanatorio, que vio a las do reinas volando ( extrayendo fuerza de lo no visible, del fuera de campo) y el sintético enfrentamiento en el barco que ha sido apoderado por una de las dos hormigas reinas y su séquito (una hormiga irrumpe, rompiendo el cristal, abalanzándose sobre el radiotelegrafista).

'La humanidad en peligro' (Them!), es una de las mejores obras de ciencia ficción de los 50 y una de las más notables obras de Gordon Douglas, artesano que transitó numerosos géneros. En su irregular trayectoria podemos encontrar un gran western como 'Rio Conchos' (1964) y otro excelente como 'Chuka' (1967). O en el cine negro 'Veneno implacable' (1951) o 'El detective' (1968).

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