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domingo, 23 de mayo de 2010
Tallulah Bankhead, la mujer insurrecta
Si El personaje de Tallulah Bankhead en 'Naufragos' (1944), de Alfred Hitchock, la obra por la que es más recordada esta singular actriz, se iba desprendiendo de sus posesiones, o las iba extraviando, progresivamente (en paralelo a su arrogancia ), Bankhead se caracterizó, fuera de la pantalla, por una actitud, calificada de extravagante aun cuando más bien parecía expresión de un desapego por la corrección de la conducta. Es decir, su notoriedad adquirió el rango de escandalosa. Su desinhibición, por ejemplo, se manifestaba en su recurrente inclinación a desprenderse de sus ropas en público. A Tallulah le gustaba vivir al límite, pero esta actitud vital tan poco atenta al valor de imagen determinó que su carrera en el cine fuera escasa, y que no fueran tampoco grandes papeles o producciones las que le ofrecieran los poco receptivos Estudios. Su afamada carrera la labró especialmente en el teatro, ya en los años veinte, en Inglaterra, y después, tras que la contrataran en 1930 en Hollywood, en Estados Unidos, donde, desde 1933 a 1944 se centraría en la actividad teatral, con la que, por ejemplo, alcanzó un notable éxito con la representación en 1939 de 'La loba', que luego encarnaría en el cine Bette Davis. En el cine, entre lo poco que destacar, la singular 'La zarina' (1945), un proyecto de Ernst Lubitsch que, por sufrir un infarto, acabó realizando Otto Preminger, y 'Honor mancillado' (1931), de George Cukor.
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