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domingo, 16 de mayo de 2010

Gloria Grahame, las quemaduras del cine negro

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Gloria Grahame ya quedará Indeleble en el recuerdo por uno de los más grandes personajes que ha dado el cine negro, el de Debbie en 'Los sobornados' (1953), de Fritz Lang, con quien rodaría, otra estupenda obra 'Deseos humanos' (1954), dos mujeres 'quemadas' por sus circunstancias, y que reacciona contra éstas, con matices que las diferencian: hay un candor ingenuo en Debby, que hace entrañable su acercamiento, o reconocimiento,con el personaje de Glenn Ford (y la ternura con que Lang roda su muerte), que en su personaje de 'Deseos humanos' tiene más de desesperado impulso de supervivencia en el cual los medios justifican los fines. También a recordar su trabajo, con quien fuera su marido, Nicholas Ray, en 'Secreto de mujer' (1949), pero, sobre todo, en una de las mejores obras de Ray, 'En un lugar solitario' (1950), en la que su personaje logra insuflar con su amor una prorroga a la furia vital del guionista que interpreta Humphrey Bogart. Ganó un Oscar por su personaje en 'Cautivos del mal' (1952), una de las obras más destacadas de Vincente Minelli, con el que trabajó también en 'La telaraña' (1955). Relevantes fueron sus personajes secundarios en 'Encrucijadas' (1947) de Edward Dmytryk y en la esplendida 'Apuestas contra el mañana' (1959), tras la que se retiraría del cine, retornando en los 70, con películas de escasa calidad.

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