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martes, 21 de enero de 2014

Howard Shore - El hobbit - La desolación de Smaug

Cierto que, inevitablemente, cuando comienza 'El hobbit -La desolación de Smaug' tienes la sensación de que has entrado a mitad de película, porque es así (incluso, se agradece que no pierdan tiempo situándote en la acción con el correspondiente resumen), como el final es una interrupción, que te emplaza para dentro de un año para disfrutar de la continuación. Al fin y al cabo, es una película troceada en tres partes, más que capítulos de una historia. Pero más allá de esto, depara magníficos momentos. En especial, el pasaje que transcurre en el bosque en el que son atacados por las arañas, como vibrante en su dinamismo es la fuga y persecución en los rápidos del rio, cuando los orcos acosan a Frodo y los enanos. Los pasajes fnales, el enfrentamiento con el dragón con voz de Benedict Cumberbatch depara el momento más extraordinario: La aparición del ojo del dragón que duerme bajo los preciados tesoros. De nuevo, la tenebrosa y encapotada fotografía de Andrew Lesnie es magnífica, como lo es la banda sonora de Howard Shore (que también debería haber incluido entre lo mejor del año pasado). En rigor, no es una película, sino un trozo más de una película, y no se puede realizar una calificación o consideración definitiva hasta que concluya, pero este segundo pasaje no sólo mantiene el interés de la prometedora primera parte (al fin y al cabo, planteamiento de una historia), sino que incluso lo incrementa, aunque tampoco sortee la irregularidad ( y la escasez de personajes con remarcable sustancia).

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