Hay momentos que te saben a poco, porque te gustaría que se dilataran hasta que ya no existiera el tiempo. Y a la vez, esos mismos momentos te pueden saber a Todo, porque sientes el aliento de la eternidad en un solo instante, y su huella se despliega en ti como una flor de cerezo en infinita gestación.
(Fotografía: Yasujiro Ozu y Setsuko Hara)
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