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sábado, 28 de agosto de 2010

¡Suspense!

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'¡Suspense!' (The innocents, 1961), de Jack Clayton. Los inciertos abismos de la mente. La ambivalencia teje los mimbres de esta narración de turbia atmosfera, tan contenida como las emociones de la protagonista,Miss Giddens (Deborah Kerr), la institutriz a la que contratan para cuidar de dos pequeños hermanos, Miles (Martin Stephens) y Flora (Pamela Franklin) . Pero al poco tiempo le informan de la influencia que dos antiguos criados ejercieron sobre ellos, y ella empieza a creer que sus fantasmas siguen presentes, como malsana influencia.¿Es así o todo es fruto de la imaginación de la protagonista, de su mente en conflicto con sus emociones inhibidas?. La relación con el niño, en concreto, alcanza cotas perturbadoras cuando le besa, y cree sentir que el beso que recibe de él no es del un niño. Quizás sus miedos y su deseo reprimido estén creando unos fantasmas, y el combatirlos no es mas que negar lo que en su interior falta. Las carencias crean unos monstruos en la pantalla de la mente, y se sienten como reales como las texturas de la fotografía en blanco y negro (obra del gran Freddie Francis; una de las más asombrosas de la historia del cine) parece que palpitan como sangre que necesita rebosar. La araña de la mente teje sus hilos asfixiando con su tela la respiración de una vida que no se libera.
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'¡Suspense!', con una extraordinaria Deborah Kerr, y guión de Truman Capote y John Mortimer, que adapta la obra de Henry James, 'Otra vuelta de tuerca', es una de las cumbres del cine fantástico, con una de las más perturbadoras y desasosegantes atmósferas, opresiva y sobrecogedora, que ha dado el cine. Además, la complejidad de su ambivalencia, nunca resuelta ( o más bien no explicitada, porque su puesta en escena sugiere la proyección fantasmal de la institutriz, ¿y al fin al cabo no lo delata su título original: 'Los inocentes'?), virtud del más genuino cine fantástico, a la altura del gran Tourneur, que plantea interrogantes, la incertidumbre de lo que es real, si lo que vemos, o ve la protagonista, Miss Giddens, es fruto de su mente o se ha cruzado el umbral a otra realidad. Pocas obras han hecho de la oscuridad una presencia tan física y ominosa.

2 comentarios:

  1. Ya comenté previamente en "imágenes de un rodaje" el extraordinario tratamiento fotográfico de Freddie Francis;este comentario de novel lo dedicaré a las figuras de los guionistas y a su elenco actoral.
    Los epítetos utilizados por Solaris describen perfectamente el desasosiego perturbador de la obra; un esbozo introspectivo de la psique humana sumergido en el tormento de la represión moral y sexual.

    El absorbente guión de los dramaturgos Truman Capote y William Archibald dignifican la historia,narrando con sobriedad la ambivalencia emocional de Miss Guiddens;sin olvidar los magníficos diálogos adicionales de John Mortimer.

    El espléndido guión fue magistralmente caracterizado por Deborah Kerr y sus dos jóvenes protagonistas, destacando especialmente a Martin Sthepens, que realizó un duelo actoral con Deborah Kerr de gran altura, llegando en alguna secuencia a "eclipsar" su figura.

    Valoración crítica personal: Obra Maestra.

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  2. Suscribo completamente tu comentario. Una soberana obra maestra que sitúo entre mis obras predilectas.

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