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domingo, 29 de agosto de 2010

Thomas Mitchell, el hombre entrañable

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Quizás no sea muy conocido que Thomas Mitchell fue el primer teniente Colombo, allá por 1960, cuando protagonizó la obra teatral 'Prescription murder'. Eso sí, ha sido una de las figuras secundarias más admirables y entrañables, creando personajes dignos de cualquier antología, como su doctor borrachín de 'La diligencia' (1939), de John Ford, su dandy tahur de los billares en 'Un gangster para un milagro' (1961), de Frank Capra, o el piloto con problemas de ceguera en 'Sólo los ángeles tienen alas' (1939), de Howard Hawks (prodigioso en la secuencia de su agonía en la que dice que siempre se había preguntado cómo reaccionaria ante su muerte, una de las más conmovedoras y bellas secuencias sobre una muerte que ha dado el cine). Tres interpretaciones memorables que demuestran, a su vez, los dones de este gran actor hijo de inmigrantes irlandeses. Pero también estaba estupendo, siempre dejando huella como presencia que era fulgor, como periodista en 'Caballero sin espada' (1939), de Frank Capra, como detective de policía en 'A través del espejo' (1946), de Robert Siodmak, enfrentado a las gemelas que interpreta Olivia de Havilland, como compañero, pepito grillo, de andanzas de Errol Flynn en 'Rio de plata' (1948), de Raoul Walsh, como periodista integro que por un momento se ofusca en la competición por la primicia en 'Mientras Nueva York duerme' (1956), de Fritz Lang, como pirata en 'El cisne negro' (1942), de Henry King,o como padre de Vivien Leigh (1939), de Victor Fleming. Sin olvidar sus personajes de 'Hombres intrépidos' (1941), de John Ford, 'Solo ante el peligro' (1952), de Fred Zinemann, 'El jorobado de Nottre Dame' (1939), de William Dieterle, 'Make way for tomorrow' (1937), de Leo McCarey, 'Horizontes perdidos' (1937), de Frank Capra, 'Out of the fog' (1941), de Anatole Litvak, 'Buffalo Bill' (1944), de William A Wellman, 'Dark waters' (1944), de Andre de Toth, o '¡Qué bello es vivir' (1946), de Frank Capra. Un rostro, fuera cual fuera el carácter de su personaje, en el que se hacía carne el relieve dramático más complejo, y a la vez próximo.

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