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miércoles, 5 de diciembre de 2012

Otras pantallas: el niño que mordía como los cocodrilos

Photobucket Pocos se percataron de la larga ausencia de Wilma Friedkin, una discreta viuda de Oklahoma que sólo salía de su casa para ir a misa. También pocos sabían que era una de las mujeres más ricas del Sur de Estados Unidos, dado los beneficios qu e le daban los pozos de petroleo de su marido, fallecido treinta años antes. Una postal llamó la atención de los investigadores, sobre todo, una frase escrita sobre la misma: 'He won´t bite you, auntie' (Él no te morderá, tía). El remite respondía a la dirección de su sobrino Joseph, cuyo hijo, Matthew, posaba en la imagen junto a dos pequeños cocodrilos. Se averiguó que eran los únicos herederos de esa gran fortuna. Y que Wilma les había visitado dos meses antes, gracias a la declaración del jefe de estación, al que Wilma preguntó nada más llegar dónde estaba la iglesia más cercana a la casa de su sobrino. El Sheriff Hirsch no consiguió pruebas de que este fuera responsable de su desaparición para conseguir la herencia. Pero quince años después su hijo, Matthew, fue detenido tras ser sorprendido in situ en pleno ejercicio canibal de asado de vagabundo. Y por lo que pudo desenterrarse en las inmediaciones de la casa, debía ser parte de su dieta alimenticia desde largo tiempo atrás. Al sheriff Hirsch le dió dos buenas dentelladas en el antebrazo derecho cuando se resistió a ser detenido. Pese a los dolores que sentía, ya que incluso se le veía el hueso, recordó cierta postal de quince años atrás que decía 'Él no te morderá, tía'.

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