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miércoles, 28 de marzo de 2012

If...

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Del campo de juego en el que unos cuerpos forcejean con el que se abre 'El ingenuo salvaje' (This sporting life, 1963) al campo de batalla en que se convierte el colegio, escenario de la segunda obra de Lindsay Anderson, 'If...' (1968). Aunque campo de batalla también era lo que se reflejaba en la opera prima, dentro y fuera (en la vida). Lo que sí varía es la modulación; la idea de la opresión se corporeizaba en la primera en una atmósfera asfixiante, una desesperación que derivaba en infección al no poder liberarse. En cambio, la segunda, dividida en varios capítulos, se pauta con cierta distancia (no tan airada o crispada en su tono, aunque sus cargas de profundidad sean igualables; ¿volverá algo parecido al'free cinema' a sacarnos de nuestra entumecimiento y de nuestra indecisión?). De hecho, el primer tramo se estructura de un modo descentrado, estableciendo una mirada de conjunto.
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La introducción, la vuelta a colegio de los alumnos, expone la rigidez de uno hábitos, de unas normas, de una categorización (las acciones y lo tiempos se cosifican, se ritualizan). La opresión no proviene de las establecidas figuras de poder, sea de la dirección o el profesorado, que más bien parecen habitar otra dimensión, vivir en la ajenidad ( cuando imparten sus clases, o comparten comidas), sino, primero, bien reflejado en ese primer capítulo en la inercia que aplica unas tradiciones, y en el ejercicio de mantenimiento de unas estructuras de poder que realizan los esbirros (qué sería del abuso del poder en toda las culturas y tiempos sin los esbirros), en este caso, los 'whips', estudiantes de último curso que ejercen de 'prefectos'de disciplina, de controladores y sancionadores; cómo los que detentan el poder se van a distender en su universo ajeno si tienen estos entusiastas sicarios que disfrutan con su posición de poder, cuando debieran ser resistentes.
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Sí lo son Travis (Malcom McDowell) y sus dos amigos, Wallace y Johnny. El primero aparece embozado, cual John Fawkes (quien planeó 'la Conspiración de la pólvora' con el objetivo de derribar el Parlamento con explosivos situados en las bases del edificio y asesinar al rey Jaime I de Inglaterra), aunque lo que oculta es su primer bigote (signo de paso a lo adulto). En su particular hábito tiene una imagen que admira, ante la que exclama 'fantástica', un hombre de raza negra portando una metralleta. Su expresión se desorbita de júbilo cuando, tras jugar con sus dos amigos en una lid con floretes, muestra la sangre en su mano, 'sangre real'. Como considera que la violencia y la revolución son actos puros. Travis y uno de sus amigos roban una moto en una tienda. Su actitud, inconformista, despectiva con la normas establecidas, como con los que juegan a su 'rol de poder' (porque al fin y al cabo hacen de la vida un escenario, con vestuario, que tiene tanto de disfraz caracterizador, de distinción, como de uniforme), los 'whip', lo que lleva al castigo que les imponen, azotándoles con una vara.
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Esta secuencia, esplendida, condensa esa ajustada distancia que imprime afinadamente Anderson: cuando son azotados los dos amigos de Travis, la cámara, en plano general, permanece en la habitación de al lado, mientras se escuchan los cuatro azotes que se dan a uno y luego al otro. Cuando entra Travis, el fuera de campo se convierte en campo ( no serán sólo cuatro azotes, sino diez), lo que 'dispara' que Travis ya convierta esa humillación, esa muestra de abuso de poder, en resistencia que será campo de batalla, la que ejerzan (cual acto puro revolucionario), como cruzados, él y sus amigos, disparando con metralletas desde lo alto del edificio. Quizás real, quizás imaginado (ese if... 'si....', del título), culminación de un delirio, el de un estado de cosas ( el de una institución, la educativa, tan rigida como la del ejercito,con la que se le equipara), como de una narración en la que han 'brotado' excursos imaginarios, como esos planos de Travis y la chica del bar que acaba de conocer, desnudos, dando su rienda suelta a su deseo, cuando acto seguido les vemos vestidos uniéndose al amigo de Travis. Pero ¿Y sí lo han hecho, realizando algo fuera de lo habitual, en un espacio pùblico, ante su amigo? ¿Y sí...?
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