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lunes, 26 de abril de 2010

Paulette Goddard, la agudeza felina

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La belleza felina de Paulette Goddard tenía en su mirada un brillo de agudeza, de sensualidad acechante e insurgente determinación que ya de entrada la hacían idónea para las odiseas, con marcada vena sadomasoquista, de las heroínas de Cecil B De Mille, como demostró en 'Piratas del mar Caribe' (1942), 'Policia montada del Canada' (1940) y, especialmente, en 'Los inconquistables' (1947), la mejor obra de De Mille. Su carrera había sido impulsada por Charles Chaplin, que la dio el papel protagonista en 'Tiempos modernos' (1936), y con el que mantuvo relación hasta su siguiente colaboración, en 'El gran dictador' (1940). Brillante fue su interpretación, dando rienda suelta a su vena maliciosa, en 'Si no amaneciera' (1940) de Mitchell Leisen, con quien reincidiría en 'Kitty' (1945), 'Suddently it's spring' (1947) o 'La máscara de los Borgia' (1949), cuyo fracaso determinó que la productora rescindiera su contrato (vía telefónica), que determinó que su carrera entrara en barrena, protagonizando ya escasas películas en los 50, y menos en las siguientes décadas, retirada en su villa de Suiza, a donde se había trasladado con su último marido, el escritor Erich Maria Remarque. Había colaborado con Jean Renoir en 'Memorias de una doncella' (1947), George Cukor en 'Mujeres' (1939) y fue nominada como mejor actriz secundaria en 'Sangre en Filipinas' (1942) de Mark Sandrich.

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