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sábado, 27 de febrero de 2010

Cowboy

'No te has endurecido, te has vuelto miserable', le dice Tom (Glenn Ford) a Frank (Jack Lemmon), en una de las secuencias previas al desenlace de Cowboy (1958), de Delmer Daves ¿Por qué le dice ésto? ¿Qué es lo que le ha ocurrido a Frank? Este proceso es el que nos narra este gran western, no lo suficientemente reconocido. En 'Cowboy' se dirime la colisión entre la idealización y lo real. Con aguda precisión ya se definen y plantean estos aspectos en su primer tramo. Frank trabaja de recepcionista en un hotel, aún rebosante de proyectos e ilusiones. Por un lado, está enamorado de María (Anna Kashi), una mujer mejicana que ocupa, junto a sus padres, una de las suites, y a la que escribe encendidos poemas. Uno de los cuáles es interceptado por el padre , Don Vidal (Don Randolph), el cual no acepta ese cortejo, y menos la propuesta de matrimonio de Frank (no es de su 'posición social', por mucho que hable de sus proyectos de convertirse en un ganadero), tanto que decidirá dejar el hotel con su familia y volver a Méjico, no sin antes decirle que ya aprenderá, que el amor no suele ganar en esta vida. Los ideales de Frank se topan, por primera vez, con la noción de la vida como 'negocio' o 'intercambio de intereses'. Por otro lado, cuando llegan Tom y sus hombres, que han llegado a la ciudad con la intención de vender el ganado que traen, escucha que, a la vuelta, Tom y su cuadrilla pasarán por la hacienda de Vidal para comprarle ganado.
Es imapagable la conversación que Frank y Tom mantienen, mientras éste se toma un baño, en la que el primero se ofrece para unirse a su cuadrilla. La sorna de los gestos de Tom (una de las más afinadas composiciones de ese gran actor que fue Glenn Ford) es elocuente cuando escucha la visión 'idealizada' que tiene Frank del mundo del cowboy, repleta de imágenes bucolicas de hombres conversando junto a la fogata, y se la desmonta en un minuto (incluida 'idealizada' figura del cáballo, al que considera un animal de lo más simple), mientras, como 'oclusiva' puntuación a la conversación, dispara sobre unas cucarachas en la pared, para sobresalto de Frank. Tom es un personaje de lo más singular. Amante de la opera, a la que acude esa noche, no entiende cómo los empresarios que vienen a comprarle las vacas no sepa qué ópera se está representando (como le dice uno, a él sólo le importa su negocio), y por otro lado, es un entusiasta de las partidas de poker. Algo que ya conocen bien los jugadores profesionales del hotel, como ha quedado sutilmente insinuado al principio cuando le notifican al director que llega Tom. Porque no es precisamente el 'fuerte' de Tom, y así será.Y la casualidad propiciará que Frank se ofrezca a prestarle el dinero, si le acepta como socio (cuando en una escena anterior ha quedado claro que Tom no soporta tener un 'socio'), pero dada la necesidad, en ese momento, de dinero, Tom acepta. Claro que a la mañana siguiente, el panorama cambia.
Siempre me ha llamado la atención, sobremanera, el 'espacio de transición' en el que discurre la siguiente secuencia, tan fuera de lo corriente en un western, con esas construcciones que asemejan a piramides mayas, un espacio casi fantastico, como se si cruzara el umbral a una realidad que nada tiene que ver con la que conoce Frank, y crea un singular extrañamiento. Aquí se produce la primera fricción entre Tom y Frank, cuando el primero no quiere aceptarle como socio, esperando que coja el dinero que le prestó y se vuelva al hotel. Las secuencias posteriores se delinean, por un lado, con el immpresionista retrato del viaje hacia Méjico ( pocas veces se ha visto tan bien expresado esa noción de paso del tiempo, hecho de pequeñas acciones, rutinas, y largas y exasperantes cabalgadas), y la colisión de los 'ideales' de Frank con el modo de vida 'real' de los cowboys. Ya la primera noche, Tom se muestra inclemente con Frank, tras que le hayan dado unas friegas en el culo, tal es su dolor por esas largas cabalgadas, y no le permite que haga cambios de turno porque se encuentra dolido. Pero su primer gran choque con esa 'sensibilidad' tendrá lugar cuando, accidentalmente, debido a una broma de Paul (Richard Jaeckel), que juega a lanzar una serpiente sobre el resto de sus compañeros, una pique fatalmente en el cuello a uno de ellos, Trailhand (Strother Martin). La perplejidad de Frank es suma cuando, mientras Trailhand agoniza, los demás mantienen una conversación entre bromas y trivialidades. Le parece toda una muestra de insensibilidad.
El abrupto choque definitivo vendrá, punto importante, tras su decepción al descubrir que María ya se ha casado con otro hombre (un matrimonio pactado por su padre). Cuando, más tarde, ve que su compañero Charlie (Dick York), para el que nada es obstaculo si puede ligarse a una mujer, se encuentra en una situación de peligro en un bar, ya que algunos de los del pueblo no ven con buenos ojos cómo flirtea con una chica (¿hace falta insistir en cómo Frank lo ve como reflejo de sí mismo?), intenta convencer a sus compañeros de que vayan a ayudarle. Pero todos le dicen que ya es mayorcito para saber dónde se mete. Frank explota, pero Tom también está, a su modo, harto de él, y no le deja ir en ayuda de Charlie.Ambos luchan, y no es casual que buena parte de la pelea sea alrededor y sobre la fogata (¿Recordamos la idealización de Frank al inicio?).Tom vence, pero la rabia y frustración de Frank han cruzado cierto límite. Mientras Tom toma consciencia de que quizá ha sido demasiado duro e inflexible con Frank (aunque ya en una secuencia anterior sustituyera a este, lo de que da muestra de su perceptiva sensibilidad, al ver que Frank, por despecho, se ofrecía voluntario para poner un aro sobre el asta de un toro, rivalizando con el marido de Maria), Frank ha 'cargado' su 'dramatización', convirtiendo su resentimiento ( con sus vapuleadas idealizaciones del amor y la vida de cowboy) en fria y hosca amargura. Cuando Tom caiga herido (al acudir para salvarle, además, de los indios que quieren robar el ganado), Frank ocupa su lugar como jefe, y se convierte en un tirano implacable, sin ningún tipo de piedad ni consideración. No ha sabido distinguir lo que es insensibilidad de lo que es curtirse con los aspectos dolorosos y accidentales de la vida, ante los que, dada la dura vida que llevan, no hay que 'dramatizar', para no abrumarse. Una cosa es la indiferencia y otra la templanza. Lo primero puede convertirte en un miserable, lo segundo es signo de que te curtes y maduras.
Delmer Daves un director que dio tan excelentes westerns, además de 'Cowboy', como Jubal (1956), La ley del talión (1956), El tres de las 3'10 (1957) y, sobre todo, El arbol del ahorcado (1959).Recordemos que estamos en la década en la que el género alcanzó su cenit, gracias a cineastas como Anthony Mann, John Ford, Howard Hawks, Henry Hathaway, Gordon Douglas, John Sturges, Robert Aldrich, Budd Boetticher, o el propio Daves, entre otros, y que tuvo su continuidad en la década siguiente. También mencionar al personaje que interpreta el excelente Brian Donlevy, ese ex sheriff cansado de una vida pendiente de un hilo por tener que enfrentarse a los que le retan para demostrarse que es el mejor, y cuya muerte en off será la espoleta tanto del grado de insensibilidad a la que ha llegado Frank como al enfrentamiento de éste con Tom. Una obra admirable.

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