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domingo, 28 de febrero de 2010
Al límite
¿Cuántas películas han titulado 'Al límite'? Cuando menos la que dirigió Eduardo Campoy, y así fue como retitularon, en gran alarde de imaginación, el mucho más sugerente 'Bringing out the dead' de Martin Scorsese. Ahora, de nuevo por opacos motivos, se trasnmuta el más preciso 'The edge of darkness' por el insipido 'Al límite'. Lo primero que hay que decir con respecto a esta obra de Martin Campbell es que no nos encontramos con nada nuevo bajo el sol. Pero dado los tiempos que corren en el género del thriller hay que reconocerle que dentro de su discreción resulta más estimulante de lo habitual. Se viene diciendo ya hace un tiempo que parece advertirse en ciertas obras de este género cierta recuperación del espíritu de los 70, en estilo y trasfondo. Desde luego no lo lograba 'Asalto al Pelham 1,2,3 (2009), por mucho que versionara una interesante obra de Joseph Sargent de 1974, dado que Tony Scott compite por intentar conseguir la obra en el que los planos duren lo menos posible. Por contra, Campbell, al que hay que darle parte del mérito de recuperar de la atonía narcótica a la serie Bond ( lo siento, nunca he sido fan de este personaje ni de esta serie, incluidas las de Connery) con 'Casino royale' (2006), da respiración a la narración, dándole la adecuada respiración a los planos, y a las secuencias, y consiguendo, de este modo, que brillen los fustigazos de los cortantes estallidos de violencia ( con la misma fisicidad que lograba en 'Casino royale'). Esa es la principal virtud de esta obra inspirada en una serie británica de 1985, aparte de sus buenos secundarios, Danny Huston o, sobre todo, Ray Winstone ( que compone, también, el personaje más interesante). Una trama áspera, de corrupciones gubernamentales, narrada con el preciso brío, que sin llegar a ser brillante o especialmente memorable, tiene una aceptable dignidad poco habitual hoy en día en este género. Desde luego, con más eficacia que otras obras interpretadas anteriormente por Gibson, en las que también estaba presente el tema de la venganza, como la apagada 'Payback')1999) - versión de 'A quemarropa' (1967), de John Boorman, que me parece un tanto sobrevalorada aunque sin duda superior a su remake - o la indigesta, para mi gusto, 'Rescate' (1996) de Ron Howard, por cierto, versión de una sugerente obra de los 50, 'Ransom' (1956) de Alex Segal, ésta sí de una tensa crispación muy conseguida, protagonizada por un extraordinario Glenn Ford.
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