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jueves, 2 de agosto de 2012

Robert Donat, el caballero de suaves maneras

Photobucket Robert Donat comenzó a brillar en la pantalla a inicios del sonoro, con su imagen de caballero inglés sin aires altivos, cercano pero no corriente, de suaves maneras, como lo era su voz, como alternativa a la virilidad más a ras de tierra de Gary Cooper o Clark Gable; esa atrayente imagen romántica que llevó a Judy Garland a escribirle una carta de amor cuando se quedó fascinada por él en 'El conde de Montecristo' (1934) de Rowland V Lee. Precisamente, venció a Gable, en la película de Fleming, en los Oscar, por su memorable interpretación en 'Adiós, Mr Chips' (1939), de Sam Woods. Había sido previamente protagonista de '39 escalones' (1935), de Alfred Hitchcock, 'El fantasma va al oeste' (1936), de René Clair, 'La condesa Alexandra' (1937), de Jacques Feyder, junto a Marlene Dietrich o 'La ciudadela' (1938), de King Vidor (que le había reportado la primera nominación a los Oscar). Le perjudicó notoriamente en su carrera el asma crónica que padecía ( hay quien señaló que su raíz era somática). Poco frecuentó la pantalla en las dos siguientes décadas, resaltando 'El vencedor de Napoleón' (1942), de Carol Reed, 'Perfect strangers' (1945), de Alexander Korda, 'El caso Winslow' (1948), de Anthony Asquith, 'The cure for love' (1950), dirigida por él mismo, 'The magic box' (1951), de Roy Boulting, 'Lease of life' (1954), de Charles Frend o, su última película, 'El albergue de la sexta felicidad' (1958), de Mark Robson. Aspiró, sin conseguirlo, a los personajes de Chorus en 'Enrique V' (1944) de Laurence Olivier y Sikes en 'Oliver Twist' (1946), de David Lean.

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