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viernes, 17 de agosto de 2012
Denis Lavant, actor títere, dibujo animado y acróbata
Denis Lavant (fotografiado por Richard Dumas), este singular actor, este 'cuerpo extraño' hecho actor, de rostro de títere, constitución de dibujo animado y talante de acróbata sin red, ha protagonizado dos de las secuencias más sorprendentes ( y si, también singulares) del cine de las últimas décadas, en una bella conjugación de cine y danza, que hace epifánica presencia del cuerpo a través la convulsión, de su celebración de materia, de su constitución de sangre, nervios y emociones. Su carrera, golpeándose, a ritmo del 'Modern love' de David Bowie, seguido por un exultante travelling, en 'Mala sangre' (1986), de Leos Carax (que sigue siendo una de mis obras predilectas), me sigue pareciendo uno de los momentos más bellos y emocionantes que he disfrutado en el cine. Es la carrea que intenta extirparse sus fantasmas, las huellas de sus dolores, para poder alzar el vuelo con el amor sublime entrevisto. El plano final de 'Buen trabajo' (1999), de Claire Denis, peculiar variante del 'Billy Budd' de Herman Melville, su baile en la pista, no es más que la constatación de que al personaje que interpreta sólo le queda la agitación de su cuerpo, ese fragor ya extraviado. Se puede apreciar la evolución, modificación, transformación, envejecimiento o maduración de Lavant revisando las películas de Leos Carax, de quien, con la excepción de una película, ha sido su rostro y reflejo y encarnación en la pantalla, en suma, su cuerpo, la raíz de esa cautivadora poesía del exilio de su cine, desde su primer protagonista, en 'Boy meets girl' (1983), a la que siguieron la mencionada 'Mala sangre' (1986), 'Los amantes de Pont Neuf' (1991), el cortometraje 'Merde' de la película colectiva 'Tokyo' (2008), y 'Holy motors' (2012), presentada en Cannes. Aparte de Denis, también ha trabajado con Jean Pierre Jeunet en 'Largo domingo de noviazgo' (2004), Harmony Korine en 'Mister lonely' (2007), o Lionel Delplanque en 'En lo profundo del bosque' (1999). Seguiré siempre corriendo con Alex/Denis, porque aún confío en la magia (en la pantalla, y en la vida).
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