paul thomas anderson ha surcado con compleja mirada el frágil territorio de las emociones, tanto en las relaciones con lazo de sangre como en familias disfuncionales, donde ante todo se define o revela la dificultad para relacionarse emocionalmente y la trama de 'reflejos' sobre la que se conforma.
Su primera obra 'Sidney' (1996) se trama sobre esos límites difusos de las relaciones paterno filiales, o la creación de vínculos, con el cambio de perspectiva en mitad de la película sobre el 'real' vínculo entre el protector o maestro y el alumno en las lides del juego. ¿De qué manera varía la percepción de su relación? ¿Es más real o próximo el vínculo si lo hay de sangre?. 'Boogie nights' (1997) nos mostraba cómo se creaba una familia disfuncional en el equipo de rodaje de películas pornográficas. Uno de los aspectos más sugerentes de esta pelicula es esa mirada luminosa, en su naturalidad, que revelaba que daba igual a lo que se dedicaran. No aplica una mirada extrañada de retratar un universo anómalo, lo anómalo son las relaciones enquistadas o de desencuentro, y estas pueden darse en una familia natural o una labor legitimada socialmente. Su dedicación no es relevante, a no ser como espejo de la llamado normalidad, un espejo más que distorsionado revelador por contraste, por esos afectos, y esos roles 'sustitutivos' o de transferencia, que se creaban entre los personajes, y que ponía en evidencia cómo se crean los mecanismos de dependencia o afinidad en las relaciones sociales. En 'Magnolia' (1999) iba incluso más allá, en una de las obras más complejas y poderosas de las últimas décadas, sumergiéndonos en un paisaje de relaciones paternofiliares, condicionadas por el desafecto. Cómo los hijos estan marcados por los despropositos afectivos de sus padres, y en qué los ha convertidos, seres congestionados o frustrados, con incapacidad o recelo para entregarse, ya sea un padre que tuvo relaciones incestuosas con su hija, otro que era el prototipo de padre que subordinaba su relacion marital a su trabajo depredador ( un antecedente del Daniel Plainview, este personaje interpretado por jason robards) y con sus infidelidades, que han convertido a su hijo, por rechazo, en un gurú del mensaje machista depredador, recreando la figura de su padre al que odiaba, o un padre que ve en su hijo superdotado una mina de sacar dinero, ignorante de sus necesidades afectivas, hijo que tiene un precedente especular en el ex niño prodigio enamorado de un barman, y que clama por un afecto hurtado en su vida, y que también sufrió la 'depredación' de sus padres. La prodigiosa trama emocional de la pelicula se cimenta en sus dos terceras partes en la tensión concentrada y progresiva de estos seres faltos de afecto y congestionados, y que explota con una lluvia de sapos como si liberara toda esa violencia contenida. Y queda 'residual', y 'residencia' hallada, el gesto entregado y solicito del policia, enamorado de la hija que sufrió el incesto, comprensivo con sus dificultades para abrirse al amor verdadero, hecho de entrega y correspondencia, mostrandole su apoyo incondicional. El rostro sonriente de ella cierra como catartica clausura este relato (en uno de los más hermosos travellings que ha dado el cine).
'Embriagado de amor' (2002), por su parte, se convierte en la más autentica comedia romántica de los últimos años, y la más excentrica, o quizás por eso lo anterior. La historia de un hombre que va con un traje azul eléctrico y que libera su congestión emocional cuando encuentra al amor. La pelicula se inicia con un piano cayendo desde un camion ante la puerta de su empresa. La música aparece subita e improvisadamente en su vida, como la conmocionante secuencia de 'Magnolia' en la que todos los personajes cantan, uno tras otro, en sus espacios de soledad, la estrofa de una canción, en un instante que será el impulso para la lluvia que libere sus desgarrones y costras emocionales. Y así celebrar la emoción expuesta, la fragilidad que será abrazada por alguien que sabe empaparse con ella, y ofrecer la propia.
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