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viernes, 4 de junio de 2010

Cuando ruge la marabunta

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¿Qué pueden tener en común dos obras aparentemente tan disimiles como 'Un corazón en invierno',de Claude Sautet, y 'Cuando ruge la marabunta (The naked jungle, 1954), de Byron Haskin. La desestabilización de la cuadriculada y reprimida reserva de un universo masculino, que ilusoriamente cree que controla, por la música o la marabunta de las emociones, representadas en la figura de una mujer. La primera secuencia de 'Cuando ruge la marabunta' ya nos pone en situación, y no sólo con respecto a la circunstancia, peculiar, de los personajes, sino que ya percibimos desconcertantes signos, que avisan de una posible desestabilización del 'orden'. Joanna (la excelente Eleanor Parker) viaje en un pequeño barco por un rio de una selva centroamericana, y su destino es la plantación de cacao que ha erigido Christopher Leininger (Charlton Heston), 'usurpando' espacio a la naturaleza, conteniendo las aguas con presas, para mantener su espacio roturado, su 'mansión', símbolo de su poder sobre las fuerzas de la naturaleza. El motivo del viaje no es otro que el de un matrimonio por poderes. Nunca se han visto ambos hasta ese inminente momento, para perplejidad del dueño de la barcaza, que no logra entender por qué una esposa pregunta por cómo es su marido, y cómo no puede haberle conocido antes de casarse. El detalle 'inquietante', con el que se abre el film, es el 'extraño' comportamiento de un ave zancuda, que abandona esas tierras contradiciendo su tendencia natural, sus 'habitos'. Algo fuera de lo corriente debe estar sucediendo, o va a suceder, y de algun modo, ya insinua y anuncia, por asociación, la condición de 'cuerpo extraño' perturbador de Joanna en la rigidamente pautada vida de Leininger.
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Tras la llegada de Joanna a la plantación, en dos sucesivas secuencias, o intercambio y duelo de frases, entre ambos, quedará definido con precisión lo que está en 'juego', y las personalidades y actitudes de ambos.Leininger ya quiere dejar claro quien debe 'marcar los pasos' en la relación.Aparece tarde, a caballo (aunque de entrada tendrá poco de 'caballero') lo que ya en sí es una manera implicita de decir quién debe estar supeditado al otro, y añadase la fusta que lleva como símbolo de (pretendido)'dominio'. En su primer intercambio de frases, se insinua a través de sus miradas cómo ambos se sienten atraídos mutuamente, pero el 'teatro' de sus palabras se convierte en un duelo de tanteo y camuflaje, sobre todo por parte de Leininger, que incide en remarcar quién tiene o necesita un ansia de control.Rápidamente señala que no le gusta que le interrumpan, y que el sentido del humor (irónico y punzante) que aprecia en Joanna no lo considera precisamente una virtud.Leininger ya deja entrever que bajo su apariencia ruda y expeditiva encubre una susceptible inseguridad. Pero Joana es una mujer con una fuerte personalidad, tanto en que es más razonable, como en su sarcasmo, que tan pronto desestabiliza a Leininger, asi como un temperamento que tiene poco de sumiso, sabe con claridad lo que quiere, y no se escuda en máscaras protectoras, siempre incisiva y cuestionadora (vamos, un espíritu tan razonable como indómito e insurgente). En la posterior cena Leininger mantiene ese autoafirmativo duelo, marcando distancias, evidenciado por sus posiciones opuestas en una larga mesa, con acerados, y menos sutiles, sarcasmos.Tras terminar, Leininger le plantea que toque el piano, a lo que ella accede (detalle, la primera pieza que ella interpreta la interrumpe, porque es demasiado triste, lo que señala cómo se siente).
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Leininger sigue definiendo posiciones, remarcando lo que le ha costado levantar su imperio, tras veinte años de denodados esfuerzos, sustrayendo espacio a la naturaleza, se ha hecho a sí mismo, sin necesitar de nadie, ni tener miedo de nada o nadie, luchando porque el mundo se ajuste a sus necesidades, a lo que él quiere. Pero se produce una inesperada 'fisura' cuando ella reconoce que es viuda, cosa que él no sabía, es decir, ha habido otro hombre en su vida, y por lo tanto no es 'virgen', no es un espacio natural que él puede hollar el primero, como hizo con la selva. ¿Por qué le inquieta tanto? ¿por qué ese remarcar que él quiere cosas nuevas, que no hayan sido de nadie, como ese piano que se trajo recorriendo 300 kilometros por el río?. Aquí habría que señalar el por qué del sugestivo título original, 'The naked jungle', la selva virgen.Sí, esa naturaleza que ha reprimido en él, y que ha querido dominar (cuyo emblema por extensión es su plantación), y esa virginidad que no halla en Joanna. Pero como ella le replica, usando como asociación el piano, un piano suena mucho mejor cuánto más se ha usado. Aunque realmente, como le confiesa después Leininger, si esa revelación tanto le desestabiliza es porque él sí es virgen: en los poblados al que hacia incursiones en ellos en busca de mujer tenía un 'nombre', y a él no hizo falta que se lo dieran, lo que ya delata cómo ha supeditado su naturaleza, o sus emociones y deseos, a su rígido orgullo. Joanna a su vez comprende, para su satisfacción, que bajo esa máscara de rocosa rudeza, que quiere imponerse a toda costa, se esconde el miedo. Leininger teme a Joana, se siente tan atraido que le impone sobremanera su presencia. Joana aprecia entonces que esa esquiva rudeza no es más que un mecanismo de defensa. Pero él no quiere abandonar su máscara protectora, y que las emociones le inunden. Por eso se emborracha para entrar en el dormitorio de Joana como un 'bárbaro', y poseido por su inhibido deseo, para 'asaltarla', una tosquedad que no es sino el reflejo de lo poco que ha sabido tratar con las emociones, algo de lo que rápido se arrepiente, porque no es natural en él.
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Avergonzado, por actuar asi, y por dejar en envidencia lo que siente, y lo que le impone ella, decide que lo mejor es que ella abandone la plantación. Porque ya sabe que no puede dominarla, pero a la vez, dado lo que le ha 'tocado' profundamente, empieza a sentir ya que no quiere dominarla. Es cuando se hace explicita la aparicion de la amenaza de la marabunta (millones de hormigas devorando a su paso todo lo que se le pone a tiro, vegetal o animal), el motivo de que aquel ave zancuda abandonara esas tierras...y es que la 'marabunta de las emociones' ya ha empezado a crear las primeras fisuras en la 'presa emocional' de Leininger', por eso antes de partir, Leininger se muestra ya ante Joanne sin ninguna máscara, humilde y sincero, mostrando su vulnerabilidad. El resorte que lo provocará será un libro de poesía (espejo de emociones). Joanna está leyendo ese libro en la cama, y le señala que había advertido la gran biblioteca de Leininger posee. Él, huidizo, replica que los compró a peso, pero ella señala que un libro así indica más bien que alguien lo ha elegido conscientemente, y eso quiere decir que tiene una mayor sensibilidad que la que muestra. Él lo reconoce, le gusta la poesia, y cita una frase, 'Existen tres tipos de hombre, el que crees que eres, el que los demás creen que eres, y el que realmente eres', y ella pregunta, qué cuál es ahora. Leininger le dice que el tercero, un hombre inseguro, tosco, bastante fatuo, y payaso ( lo que quiere decir, risible, de ahi su susceptibilidad, pero ella le vuelve a remarcar que él no es nada risible).Ya está puesta la semilla de su acercamiento. Por eso, ¿Cómo va a poder ella irse?. Cuando realizan ese viaje, es cuando se hace manifiesto la cercanía de la marabunta, aproximándose en su voraz paso a la plantación de Leininger. Al fin y al cabo el reflejo o encarnación de cómo Leininger en su interior está dejando que las emociones empiecen a desbordarse en él. La lucha para vencer a la marabunta, narrada su progresión con proverbial tensión, pasará por dejar inundar sus plantaciones, su 'dominio', haciendo explosionar las presas, y dejando que la selva virgen, la naturaleza, recupere su dominio, de la misma forma, como correlato, que él ha dejado ya que las emociones fluyan entre ambos, de igual a igual, como celebración de las fuerzas naturales liberadas.

'Cuando ruge la marabunta (The naked jungle, 1954), de Byron Haskin es una de las grandes películas de aventuras, con fabulosa fotografía de Ernest Laszlo, de admirable tensa narrativa en su peripecia aventurera y de corrosiva entraña alegórica.

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