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sábado, 19 de junio de 2010

El empleo del tiempo

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¿En qué empleamos el tiempo cuando se nos despide de la vida programada?. El tiempo se aparca, es fisura de desplazamientos, que será rellenado con otras imposturas que restituyan el haber dejado de ser actor en el escenario laboral.Quien es parte de una impostura no puede dejar de serlo aunque ya no sea parte de ella.El empleo del tiempo (2001), de Laurent Cantet, es una sobrecogedora obra maestra. Vincent ha sido despedido de su trabajo, pero es incapaz de reconocerlo a sus allegados,y se inventa un falso empleo mientras se desplaza en el vacío. Convierte su vida en una sucesión de mentiras, de desplazamientos que hace en función de un nuevo trabajo que no tiene, o de trapicheos con los que busca engañar a conocidos para financiarse su falta de empleo. El valor de esta obra está en su trabajo del tiempo, ese desplazamiento sin dirección (como un actor 'en pausa' tras las bambalinas a la espera de que vuelva a entrar en el escenario, que es en lo que ha convertido la relación con sus allegados, un teatro de invenciones), en que se hace manifiesto cómo esta sociedad se sustenta sobre un tiempo programado. En el trabajo de los espacios, del color, de las materias que ahondan en reflejar un mundo deshabitado, gélido y nublado, un mundo de cristal donde la emoción se ahoga. Una tramoya de imposturas que se revela trampa, como un espacio nevado donde se revela la pérdida en la que se define unas formas de vida.

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