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miércoles, 9 de junio de 2010

Soga de arena

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La narrativa de 'Soga de arena' (1949), de William Dieterle, es como la de un de un diamante afilado. Y es que los diamantes son el objeto anhelado por los diversos protagonistas. Ese diamante que no sólo corta cualquier materia, sino la misma alma humana, como repite Toaddy (Peter Lorre), una especie de bardo o trovador, aunque no cante, como el cantante de calypsos de 'Yo anduve con un zombie', que aparece intermitentemente, siempre en relación con Davis (Burt Lancaster), con su incontenible locuacidad, como si fuera una singular encarnación de la conciencia, que hasta avanzado el metraje siempre suscita el rechazo de Davis. Cuando por fin le 'escuche' será el paso a resolver el conflcto, y a enfrentarse a su propia dureza de corazón que ha hecho de la desconfianza armadura. Quién había cortado su corazón dos años atrás era Vogel (Paul Henreid), el jefe de policia de esta población. Ahora Davis ha vuelto a ese lugar, y todos piensan que es porque vuelve a por sus diamantes escondidos, tanto Vogel como el maquiavélico politico y empresario Martingale (Claude Rains).
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Entremedias, Suzannee (Corinne Calvet), que hace del engaño instrumento de supervivencia, que será utilizada por el segundo para minar las defensas de Davis, a la vez que también cautiva al cruel Vogel. Unos se dedican sin escrúpulos a cortar el alma de los otros, otros deben recuperarse y curtirse para sobrevivir. Es fantástico el flashback de lo que acaeció dos años atrás, cuando Davis por fin abre su corazón a Suzanne: la larga travesía por el desierto para encontrar a quien había servido de guía, y al que encuentra deshidratado donde ha encontrado los diamantes; su captura por Vogel, y su tortura, de una crudeza que fue resaltada en el momento de su estreno. Como lo es la pelea que mantienen en la noche ambos, en el el desierto, a la luz de los faros, cegados por la arena. Y, por supuesto, la resolución en la que es clave la artera y sinuosa perfidia de Martingale, con el que Rains crea admirablemente un gran personaje de villano. Corazones afilados, corazones heridos. Los hay que logran desprenderse de la dureza para confiar y al rescatar a quien se ama posibilitar, a su vez, ser 'rescatado'.

'Soga de arena' (Rope of sand, 1949), es una notable obra de William Diterle, con un afinado guión de Walter Doninger y Bill Paxton. También destacar la figura del doctor, interpretado por Sam Jaffe. Y aquella secuencia, que define muy bien a Vogel, en la que Davis amenaza con romper su preciado jarrón casi único en el mundo. Para Vogel importa más un objeto que los seres humanos, que son meros objetos para él, aunque representen algo preciado como Suzanne. No entiende que le rechaze cuando ha sido cortés y además disponga de una gran casa, no aceptando la respuesta de que no hay atracción.

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