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martes, 29 de junio de 2010

Catherine Denueve, la belleza gélida y sus fisuras

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Más allá de si, en sus inicios, era por limitaciones expresivas o por utilización de su imagen icónica cual máscara, o de si ha progresado en sus cualidades como intérprete, me resulta más admirable Catherine Deneuve en estas dos últimas décadas que en sus dos primeras.En especial, su fructìfera colaboración con André Techiné, en 'Le lieu du crime' (1986), 'Mi estación preferida' (1993) y, aún más, la excepcional 'Los ladrones' (1996), quizás porque en estas obras, por añadidura, muestra, con poderío, las fisuras de esa máscara, gélida, distante, que la caracterizó o encasilló desde un principio. Y con la que algunos cineastas jugaron como contraste con los revulsivos y turbiamente transgresores relatos, como si sometieran a la máscara a un 'lavado de entrañas' para revelar sus represiones y carencias confrontados a los considerados espacios anómalos, los de la perversión, los del deseo desatado. Aunque mientras Roman Polanski lograra una de sus mayores obras, 'Repulsión' (1965), Luis Buñuel pareció, o ese es mi recuerdo, diluirse en una desvitalizada gelidez (hay quien diría que más bien un distanciamiento que buscaba el extrañamiento; cierto es que es algo que me suscita otra serie de obras que buscaban transitar, o revelar, esos espacios de perversión, de lo no decible hasta entonces, cautivos de la afectación o de la clínica mesura). Tambíen en estos útlimos años resaltaría su colaboración con otro gran cineasta, Arnaud Desplechin, aunque sólo haya podido ver dos de sus obras, dada la invisibilidad de su cine en nuestras pantallas, y magníficas son 'Reyes y reinas' (2004) y 'Cuento de navidad' (2008). Nnotorio,, de nuevo iconicamente, fue su papel en 'El ansía' (1983), cuyas aristas fueron cortocircuitadas por los efectismos formales de Tony Scott; como en toda su obra se pierde en sus juegos espasmódicos de montajes, y en una estética publicitaria que se difumina en lo ornamental. Merece recordarse una película irregular, pero con intensos momentos, como 'Destino fatal' (1975), de Robert Aldrich, como 'Crónica negra' (1972),de Jean Pierre Melville, quizá no una de las obras más redondas de su director, pero con secuencias extraordinarias, o la curiosa '8 mujeres' (2002), de Francois Ozon. Otras obras, con cierta vitola de prestigio, me resultan muy apagadas, como 'El convento' (1995), 'El último metro' (1980) y 'La sirena del Missisipi' (1969), ambas de Francois Truffaut o 'Tristana' (1970), de Luis Buñuel, como no logré conectar con 'Las chicas de Cherburgo' (1967), de Jacques Demy y menos con la afectación de 'Bailar en la oscuridad' (2009), de Lars Von Trier. Eso sí, espero lograr ver algún día su colaboración con otro gran cineasta cuya obra ha permanecido ausente en nuestras pantallas, Philipe Garrel, con quien colaboró en 'Le vent de la nuit' (1999),'Pola X' (1999), de Leos Carax o 'Genealogías de un crímen' (1997) y 'Le temps retrouvé' (1999), ambas del interesante Raúl Ruiz.

2 comentarios:

  1. Hola Alexander,muy bueno tu comentario, coincido en gran parte.Junto con Gerard Depardieu son mis actores preferidos, colecciono sus películas.
    He visto alrededor de 70 fims de Deneuve.
    Tuve la suerte de encontrarla unas 4 veces en visitas a Buenos Aires-Argentina.Es una mujer simpática(estando lejos del asedio periodístico,claro)Te recomiendo, si no lo has visto ya, el corto L'Iconú(interesante)
    Felicitaciones por el Blog, esperando encuentres aquellos films que aún no has visto.
    Mis saludos
    Alex

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  2. Muchas gracias por tus felicitaciones Alejandra! Y tomo cumplida noto del corto L'inconú. Y sí, es un placer a estas alturas de la vida seguir descubriendo y asombrándose con joyas cinematográficas, sea porque acceder a ellas no ha sido fácil o porque no alcanzaron, a diferencia de otras, relevancia en su momento.
    Un abrazo!

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