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lunes, 7 de junio de 2010
Más poderoso que la vida
¿Por qué esa sombra domina el encuadre? ¿Por qué esa composición en contrapicado, con la cámara casi situada a ras de suelo, que hace más intensa la sensación opresiva, como si la sombra se cerniera cuál implacable espada de Damocles?. ¿La pregunta correcta a realizar sería de quién es esa sombra, o 'quién' es esa sombra?. El mismo título de esta obra de Nicholas Ray, no estrenada en España en su momento, nos puede dar una pista, 'Bigger than life' (1956). 'Más grande que la vida'(aunque aquí se retituló al final 'Más poderoso que la vida'). Esa expresión inglesa tiene unas resonancias bien arraigadas en ese cliché del 'american way of life' ( el modo de vida americana), ese alcanzar la cima del éxito, que (se supone, y ese es su espejismo) puede estar al alcance de cualquiera. 'Más poderoso que la vida' desmonta esas inconsistencias o fantasmas sobre las que esta sustentado el american way of life, o su condición siniestra. Ray vuelve a dar muestras de su admirable dominio de la composición, de la arquitectura del encuadre, o de sus sombras, en un relato en el que la lucidez de un personaje que se siente tan anodino como el resto de las personas que conoce ( y por lo tanto, frustrado por no poder ser lo que cree que pudiera ser a causa de los condicionamientos materiales que le obligan a desaprovechar su potencial) se ve trastornada por unas ansías desmesuradas de grandeza que son la imagen distorsionada de lo que alienta el sistema.
Ed Avery (un prodigioso James Mason) es un profesor que para conseguir que se sostenga ese tren de vida trabaja, a la vez, de taxista. Llega un momento en que la resistencia de su organismo cede ante tanto desgaste, encontrándose por añadidura con una infausta revelación: Su vida tiene los días contados, a no ser que tome un nuevo medicamento, la cortisona. Claro que tiene unos efectos secundarios, cuando toma más cantidad de la dosis indicada, que, podría decirse,sacan a la superficie un particular 'Mr Hyde' (Memorable ese instante en el que se contempla en el espejo, y en unos segundos su quebradiza y doliente expresión se torna firme y arrogante: qué dominio del gesto y la expresión de este inmenso actor). Por un lado, se transforma en alguien que no se calla lo que antes se contenía por impuesta 'conveniencia' (socialmente se sanciona el ser demasiado sincero, hay que usar la vaselina para no herir las susceptibilidades, si uno no quiere quedarse al margen), como ante los padres de los alumnos, a los que 'sacude' sin complacencias enfrentándoles a su mediocre mentalidad. Ahora dice las cosas claras, casi descarnadamente, señalando la inconsistencia de una educación y, sobre todo, de unas mentalidades sin inquietudes, que propician la impersonalidad y la funcionalidad ( ser un número más en esta sociedad, productivo y sumiso, sin protestar: de hecho, este Mr Hyde les está devolviendo, en forma de desprecio, el daño que han causado a Avery/Dr Jekyll, el forzarlo a ser 'nada'). Es así que, por otro lado, progresivamente, se va al otro extremo. Y ahí surge esa sombra 'bigger than life', como una figura distorsionada de esa sociedad del éxito, de ser el 'Número uno'. Y su hijo, Richie, se convierte en su principal víctima, al que somete a una inclemente presión, ya sea jugando con él al futbol americano, reprendiéndole por no ser capaz de atrapar el balón (como si no pusiera de su parte lo suficiente, como si su incapacidad proveniera ante todo de la desidia) o, como en la escena citada al principio en que resalta sobremanera su sombra, exigiéndole una presta eficiencia para resolver unos problemas de matemáticas, utilizando como arma de coacción el castigo.
Según Avery, como explica a su mujer, que protesta por la ferrea disciplina a la que somete a su hijo, no aprovechamos todo el potencial de nuestro cerebro. Pero una cosa es el incentivar el esfuerzo y propulsar el potencial, y otra sacar la inflexible 'vara' que convierte al aprendiz en un 'dispositivo'. Si no lo logra, se quedará sin cenar: La ecuación de esa sociedad del éxito, si no rindes, no comes. No es que no te vayan a dar un premio o incentivo si lo logras, es que no te dan ni lo mínimo si no rindes, y así estas sometido a todo lo que te pidan o exijan. Sí, 'bigger than life', mientras oprimes a otro, vendiéndoles el sueño de que quizás más adelante goce de esa posición de poder (y así, de paso, no cambia nada, sólo el rostro del que disfrutará de esa posición). Y si no cumples, o te revelas, serás sacrificado (literalmente es lo que, al final, pretenderá realizar Avery con Richie, cuál emulo de Abraham con su hijo Isaac), en los margenes de la insignificancia y la 'invisibilidad'. Hay que ver cuánto se podía sugerir por la forma de componer un plano. 'Más poderoso que la vida' (1956), es una de las más destacadas y corrosivas obras de Nicholas Ray, una producción de James Mason (que realiza una de sus más asombrosas interpretaciones), quien hubiera preferido realizarla en blanco y negro. Extraordinario trabajo fotografico de Joe McDonald, con un guión de Cyril Hume y Richard Mailbaum, en el que, en su última secuencia, colaboraría Clifford Odets.
Mason y Ray durante el rodaje.
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