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lunes, 14 de mayo de 2012
Trágica obsesión
A David (Trevor Howard) no le gustan los cepos, ni los que usan para cazar conejos ni el que sospecha que alguien ha 'colocado' a Sophie (Jean Simmons), para incriminarla en el asesinato del cazador de conejos. El director de esta producción británica, 'Trágica obsesión' (Clouded yellow, 1950), Ralph Thomas, aplica a la narrativa, a partir de entonces, que deriva en la persecución a la que ambos son sometidos, la correspondencia con un cepo que se cierne implacable sobre los protagonistas, a través de una intensa dinámica narrativa, de eficaz sintesis. Pero antes ha introducido uno singulares aspectos, como el hecho de que, en la primera secuencia, David sea despedido como agente del gobierno, por cometer su primer error, y decida optar a un, por contraste, reposado trabajo catalogando mariposas en una casa de campo, contratado por el tío de Sophie. Aunque en cambio se encuentra con un ambiente distorsionado con ciertas turbulencias, de purulencias del pasado no liberadas, alrededor de la muerte de los padres de Sophie, y cómo se sugetiona sobre la idea de la 'anomalía' del carácter de Sophie, como si fuera a brotar de ella algun imprevisible arrebato violento (hay que destacar que no sería extraño que Preminger se fijara en ella en esta película para ofrecerle el papel protagonista en Cara de ángel, 1952), lo cual se advertirá después no deja de tener su mordaz sentido, ya que está siendo manipulada por quien realmente mató a sus padres, lo que conlleva la manipulación a las miradas ajenas que por ello fácilmente pensarán que es culpable del crimen del cazador de conejos. Pero este aspecto del whodunit no es el que más centre la trama, o más preocupe, sino la deriva física de persecución, en la que resuenan, a pequeña, o más modesta, escala, los ecos del cine Hitchcock (el de '39 escalones'), aunque cobre más relevancia la acción, con notorias secuencias de tensión (por ejemplo, en una cascada), que el perfil,o desarrollo, de los personajes. Pero destacan un par de aspectos que dotan de una sugestiva extrañeza, y huidiza complejidad entre líneas. Primero, la pareja que huye está formada por una mujer amnésica, por tanto que no recuerda, y un hombre que puede 'recordar demasiado', por los trapos sucios que conoce de la actividad de la agencia secreta. Por ello, no sólo serán perseguidos por la policía, sino por un agente gubernamental, encarnado por Kenneth More, a quien no le preocupa realmente mucho si le captura, y que con sus apuntes sarcásticos dota de una vivaz irreverencia al relato. Y, segundo, que puede incidir en ser reflejo de los convulsos años de la postguerra, la consideración del título original, 'Clouded yellow', amarillo nublado, que es un tipo de mariposa que suele realizar migraciones en masa a Gran Bretaña. David es alquien que llega al principio del extranjero, alguien prontamente desubicado en su propia tierra, y durante la narración, como colaboradores en su huida, nos encontramos con la pareja de procedencia alemana (el detalle de lo que le impacta a David verle a ella en silla de ruedas; secuencia en la que sin explicitar se hace sentir las vivencias compartidas, el peso de un pasado en gestos y miradas), o el más insólito del breve pasaje en el Chinatown de Liverpool. La conclusión tiene lugar, elocuentemente, en el puerto, con otra lograda febril secuencia de persecución. Ahora quizá ambos puedan ser mariposas a las que no se les clava un alfiler.
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