Billy Wilder, durante el rodaje de la maravillosa 'La vida privada de Sherlock Holmes' (The private life of Sherlock Holmes, 1970), dando instrucciones a unos hombres que no son niños, pese a su atuendo, ni tampoco eran monjes pese a que es el que usaban en tren, y tampoco son enanos (según el lenguaje de lo políticamente correcto) sino pequeños.
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