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martes, 8 de mayo de 2012
Black sheep of Whitehall
'Black sheep of Whitehall' (1942), es una comedia producida por la Ealing, la opera prima de Basil Dearden, y la tercera colaboración de este con el cómico Will Hay en las lides de la dirección, y con éste como protagonista. Esta, y la otra que conozco, 'The goose steps out (1942), se traman sobre las confusiones y suplantaciones de identidad, en donde los disfraces tiene relevante presencia, y en donde el humor oscila entre los juegos de palabras y el slapstick, especialmente en las largas secuencias finales como fin fiesta, que se revelan como lo más brillante de ambas obras. Will Hay fue un actor muy popular en el music hall que tuvo una breve carrera en el cine, ya con más de cuarenta años, entre 1934 y 1943. Había trabajado en Estudios como Elstree y la Gainsbourg, en la que tuvo notables éxito formando equipo con los guionistas Marriot Edgar y Val Guest, el director Marcel Varnel y Moore Marriot y Graham Moffatt como actores secundarios. En 'The goose steps out' interpreta a un profesor que es confundido con un espia nazi. Cuando se aclara el equívoco se le ofrece que suplante la identidad de ese espía, que ejerce como profesor en Alemanía, para conseguir los planos de una bomba secreta. Las secuencias de tensión y suspense se entremezclan con las burlescas, derivando en una desopilante secuencia final en la que el protagonista junto a tres estudiantes que se han unido a él intentan dominar el avión en que el viajan de vuelta a Inglaterra. En 'Black sheep of Whitehall', Davys (Will Hay) es un profesor que tiene un negocio de enseñanza por correo (tiene menos idea que sus alumnos, como ejemplifica cómo no encuentra la solución a un problema que él mismo dicta, y está cargado de deudas). Una sucesión de equívocos provocan que sea confundido con un experto en economía, el profesor Davies, recién llegado de Suramerica, lo que propicia que provoque el colapso, con sus sucesión de absurdas respuestas, de dos periodistas de la BBC que le entrevistan para un programa de radio. Pero Jessup (John Mills), el hombre a quien había ido a reclamar el dinero de una clases, y que trabaja en la oficina de prensa del Ministerio de comercio internacional, sospecha que alguien, un grupo de espias nazis, ha suplantado a Davies, y 'embarca' a Davys en la búsqueda del profesor. Durante la misma Davys se hará pasar por bigotudo inspector de Scotland Yard, camarero de hotel con máscara antigas pasando la aspiradora, revisor de tren, con barba, y enfermera en un sanatorio (en el que Jessup ingresa como paciente amnésico). La esplendida secuencia final, puro frenesí slapstick, es una persecución automovilística, en la que llevan atado por una cuerda al coche una silla de ruedas en la que va el rescatado profesor en estado inconsciente, con sus consiguientes bamboleos. No falta el gag sostenido sobre la repetición, como el del recadero en bicicleta que sufre cuatro veces el paso de los coches que le lanzan al suelo estropeando su mercancia, y que la última vez ya tira al suelo para que la arrollen. Entretanto, Davys consigue que se retrase la firma de un tratado, al que intentan llegar, llamando a unos amigos, unos musicos, para que toquen, junto al edificio, los himnos nacionales de diversos paises suramericanos para que los embajadores retrasen la firma al levantarse para escucharlos reverentemente. En afortunado gag de clausura, a Davys le ofrecen un puesto de altura, que no es otro que vigia en la azotea de los edificios para avisar de bombardeos.
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