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jueves, 28 de febrero de 2013
Richard Brooks, la agudeza de un gran dialoguista y la revolución y las causas perdidas
Richard Brooks en pleno trance creativo. En uno de los cuales se inspiró para escribir diálogos tan exquisitos y agudos como el que entablan (Raza) Jack Palance y Dolworth (Burt Lancaster) en una de las secuencias finales de la magnífica 'Los profesionales' (1966).
Jesús Raza: Morir por dinero es una estupidez.
Bill Dolworth: Y morir por una mujer más aún. Sea la mujer que sea, incluso ella.
Jesús Raza: ¿ Cuanto tiempo vas a retenernos ?
Bill Dolworth: Un par de horas y lo que pase aquí ya no importará. Ella volverá a ser la señora Grant.
Jesús Raza: Pero eso no cambiará nada. Lo que importa es que ella es mi mujer antes, ahora, y siempre.
Bill Dolworth: Nada es para siempre. Excepto la muerte. Pregúntale a Fierro, a Francisco, a todos aquellos del cementerio de los hombres sin nombre.
Jesús Raza: Todos ellos murieron por un ideal.
Bill Dolworth: ¿La revolución?... cuando el tiroteo termina, los muertos se entierran, y los políticos entran en acción. Y el resultado es siempre igual, una causa perdida.
Jesús Raza: Así que tú quieres la perfección o nada. Ohhh, eres demasiado romántico amigo. La revolución es como la más bella historia de amor. Al principio, ella es una diosa, una causa pura. Pero todos los amores tienen un terrible enemigo.
Bill Dolworth: El tiempo.
Jesús Raza: Tú la ves tal como es. La revolución no es una diosa sino una mujerzuela, nunca ha sido pura, ni virtuosa, ni perfecta. Así que huimos y encontramos otro amor, otra causa, pero sólo son asuntos mezquinos, lujuria pero no amor, pasión pero sin compasión, y sin un amor, sin una causa, no somos nada. Nos quedamos porque tenemos fe, nos marchamos porque nos desengañamos. Volvemos porque nos sentimos perdidos. Morimos porque es inevitable...
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