Deborah Kerr con su marido Anthony Bartley, durante el rodaje de la espléndida 'El prisionero de Zenda' (1952), de Richard Thorpe. Bartley, durante su matrimonio (1945-59), parece que estuvo 'prisionero' de los celos por el éxito profesional y económico de su esposa. Poco que ver con el sacrificio caballeresco del protagonista que encarnaba Stewart Granger en la película.
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