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domingo, 4 de diciembre de 2011

En rodaje: Rita Hayworth y Rudolph Mate. Gilda y la censura en España

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Rita Hayworth, con el director de fotografía, Rudoph Mate, durante el rodaje de la mitificada secuencia de 'Gilda' (1946); de Charles Vidor, en la que Rita Hayworth canta 'Put the blame on mame'. En el libro ' La censura cinematográfica en España', de Alberto Gil (Ediciones B, 2009), se recogen extractos de indignadas manifestaciones contra la impía sensualidad de la película, como un grupo de jóvenes universitarios cátolicos: 'La primera actriz Rita Hayworth constituye, en nuestro sentir, es la más descarnada muestra de inmoralidad proyectada desde el 1 de abril de 1939 en las pantallas españolas. La sensualidad, los movimientos, los trajes, las frases, las escenas, las incitaciones, en suma, a los más bajos instintos humanos suponen en sí un rotundo pecado de escándalo y un ataque clarísimo contra las más elementales normas cristianas, entre las que el 6º Mandamiento de la Ley de Dios también condena los pecados de deseo y el 9º prohíbe, específicamente, anhelar la mujer del prójimo. Gilda, prostituta internacional de la más refinada especie, ve, al fin de su actuación, premiada su vida anterior con el cariño del hombre amado. Esto y mucho más imposible de resumir en unas líneas, no puede ser tolerado por la moralidad católica'.
Más allá de estos delirios, la película ha adquirido unas resonancias desmedidas con respecto a sus reales valores (un discreto thriller de eficaz atmósfera turbia pero de narrativa un tanto envarada, entre lo solemne y lo afectado), o cómo unas circunstancias sobredimensionan una obra. Eso sí, vale la pena recuperar una de las mejores producciones españolas, 'Madregilda' (1991), de Francisco Regueiro, que hacía fructífero uso de esa (desquiciada) simbólica dimensión en nuestra cultura.

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