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miércoles, 14 de diciembre de 2011
Plácidas pausas de rodaje: William Wyler, Bette Davis y Frank Capra. Wyler y los límites de la escena
Frank Capra, de visita, conversa sonrientemente con Bette Davis y William Wyler durante una pausa de rodaje de 'La carta' (1940), una obra que comienza con un admirabe y virtuoso plano secuencia, aunque va dcayendo progresivamente, lastrada por algo que afecta incluso a las obras más logradas de Wyler, cierto envaramiento, cierta rigidez que oprimía el dinamismo dramático. Si pocos cineasta como Capra, entonces, dinamizaban la narración con su vivaz sentido del montaje, Wyler tendía a trabajar más sobre el plano, la escena (algo parecido ocurría a Cukor). Quizás por eso su no muy remacarbale dominio de la comedia. Cuando la abordó directamente, sin contrastes con drama ( como en su notable 'Vacaciones en Roma'), confeccionó una de las comedias más anodinas realizadas, 'Cómo robar un millón y...'. Esa rigidez propició obras tan plumbeas ( o amenazadas por lo plumbeo) como 'Ben Hur', 'Brigada 21' 'Cumbres borrascosas' o 'La gran prueba'. Ese corsé narrativo, que lo abocaba a la discreción, lo logró superar (que no desprenderse del todo, por eso considero que no realizo una obra plena) en obras más equilibradas como 'El forastero', 'La heredera', 'Carrie', 'Los mejores años de nuestra vida' o 'Desengaño'.
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