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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Brian Donleavy, los matices de lo siniestro

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Uno de los más memorables personajes ( o aquel por el que más se le recuerda) que interpretó ese singular e indefinible actor que fue Brian Donleavy (actor principal con alma de secundario, capaz de los registros más siniestros como de los más afables y templados o los más severos del rigido representante de la ley o de la Ciencia), fue uno que no deja de ser pertinente recordar en un constituyente (ja!) día como hoy, el protagonista de 'El gran McGinty' (1940), opera prima de Preston Sturges, en la que encarna a un vagabundo que por dos dolares el voto lo hace treintaysiete veces, lo que llama la atención de un politicastro que lo convierte en hombre a su sueldo, luego en protegido, y cuando McGinty logra un matrimonio de conveniencia llega a ser alcalde y después gobernador. La política o el mundo de trapicheo y acuerdos de conveniencia bajo cuerda descrita con suma precisión por la aguda mirada de Sturges. Donleavy debutó con Howard Hawks en 'Ciudad sin ley' (1935), pero el año de su reconocimiento ( o el despegue de su carrera) tuvo lugar en 1939, cuando participó en 'Tierra de audaces', de Henry King, 'Union Pacific', de Cecil B De Mille, y, sobre todo, en 'Beau Geste', de William A Wellman, con su inolvidable creación del pérfido y cruel sargento Markoff ( o la vesanía hecha hombre),línea de personaje (villano, aunque con más matices) que volvería a transitar en 'La llave de cristal' (1942), de Stuart Heisler o en la excelente 'Tierra generosa' (1946), de Jacques Tourneur. En el espectro opuesto son sus personajes en la excepcional 'Los verdugos también mueren' (1943), la esplendida 'Una gran mujer' (1942), de William A Wellman, o el industrial que encarna en esa rareza que es 'Un romance americano' (1944), de King Vidor. Entremedias podría situarse a su implacable representante de la lay en 'El beso de la muerte' (1947), de Henry Hathaway, logrando que la delación se convierta en un sendero tortuoso aunque sea del ser más brutal y sádico. En los 50 creó tres grandes personajes, dos secundarios, el gangster de la portentosa 'Agente especial' (1955), de Joseph H Lewis, (su muerte es uno de los momentos más antológicos del film noir; desprendido de su sonotone, no escucha ni escuchamos nada, sólo vemos el fulgor de las metralletas disparando sobre él), el templado y cansado personaje de uno de los más grandes westerns realizados, 'Cowboy' (1958), de Delmer Daves ( su muerte, en fuera de campo, crea, en este caso, un momento de desazonante lirismo), y un tercero, principal, su rígido, e inclementemente obsesivo, científico Quatermass en la admirable 'El experimento Quatermass' (1955) y su secuela 'Quatermass 2' (1957). Su último papel a recordar es como el jefe de los estudios Paramutual en una de las mejores obras de Jerry Lewis, 'Un espía en Hollywood' (1961).

4 comentarios:

  1. No se moleste, procesionespordentro, el autor de este blog se basta y se sobra, y no necesita para nada el intercambio de opiniones...

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  2. ¡Muchísimas gracias caballero! ¡Abrazos!

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  3. No es que me baste y me sobre, es que soy un tanto desastre, y se me olvida contestar a buena parte de los comentarios. Cosas de torpe y pésimo anfitrión, pero siempre son más que bienvenidos los comentarios y cualquier opinión.

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