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martes, 15 de marzo de 2011
El loco del pelo rojo
Van Gogh (Kirk Douglas) en 'El loco del pelo rojo' (1956), de Vincente Minelli, es un cuerpo convulso, en permanente agitación, atropellado (como califican su forma de dirigirse desde el púlpito los que componen el tribunal que dirime si es válido para tal tarea),siempre sincero (dice lo que piensa o expresa lo que siente, sin pensar en conveniencias) que desespera por no 'habitar' la serenidad a la que aspira, escindido entre su compulsiva ansia o sed de vida ('Lust for life', el título original) y la frustración de sentir que no logra 'realizarla', batalla que pareciera reflejarse en la intensidad de los gruesos trazos de sus pinturas, como si fueran en sí un mismo grito de ser parte la vida, de sentir que la 'habita' y fluye, serenamente, conciliado,en ella. En cambio, es como si fuera una de las figuras de una pintura de Bacon, cautiva de sus espasmos, de una carne que no lograra articularse, atrapado en la 'distancia'.
Esta representación del 'cuerpo' Van Gogh difiere de a del cuerpo que parece exhausto, consumido (a punto de desvanecerse), del que interpreta Jacques Dutronc en 'Van Gogh' (1991), de Maurice Pialat, obra que difiere también en su tratamiento con la anterior, más naturalista, aparentemente más serena, a diferencia dela estilizada, y en tensión, de la de Minelli. Y digo parece, dada la inoperancia de Pialat por lograr dar cuerpo, tensión, a los conflictos. Su naturalismo, paradójicamente, resulta más impostado que la apuesta por el abstracto artificio que alienta la de Minelli (el planteamiento de esquiva 'contención' no dejaba de ser sugerente). Los mismos actores parece que se desenvuelven como autómatas, como si les acabaran de dar la orden de acción y no supieran cómo desenvolverse, da igual que sea cruzar una puerta, besarse,abofetear o lanzar con furia lo que hay sobre una mesa. Todo parece protésico, desvitalizado, en el extremo opuesto de 'A nuestros amores' (1983) que sí se cortocircuitaba era por histerizar sobremanera su crispación, derivando en lo artificioso. A este respecto no puedo negar mi decepción ante estas dos obras, considerando que mi recuerdo (aunque sea de haberlas visto hace dos décadas) era bastante positivo con respecto a 'No envejecermos juntos' (1972), 'Loulou'(1980) y, sobre todo, 'Police' (1985) (lo que me hace pensar que igual al revisarlas se modifique mi percepción, aunque lo dejo en incógnita).
Volviendo a la más estimulante obra de Minelli, a mi parecer una de sus obras mayores, en la que, por otra parte, se percibe su especial implicación (la consideraba entre sus obras predilectas). Hay una preciosa idea de puesta en escena en la presentación de Van Gogh que ya condensa el corpus conceptual de la película, una obra que parece ajustada a los moldes de un convencional biopic (el seguimiento de los episodios de la vida de un personaje, en lo que se diferencia de la de Pialat, que se concentra en el último periodo de su vida), pero que lo transciende porque convierte al personaje en una representación, la de aquel que 'ansía la vida' pero vive desgarrado en su escisión de ella, incapaz de 'realizarla'. En la citada secuencia inicial, es presentado en plano general, al fondo del encuadre, cuando uno de los componentes del tribunal abre la puerta para dejar paso a otro aspirante, para cerrarla de nuevo e informar a los otros componentes de lo que él considera carencias, abogando porque no se le permita predicar. Siendo como es el protagonista, podría haberse presentado, convencionalmente, en primer plano, pero no hubiera sido coherente. Ese es el conflicto de Van Gogh, siempre sentirse en plano general, y al fondo del encuadre, frente a una vida que o le cierra la puerta o que es incapaz de lograr vivirla conciliadamente en primer plano (ser la tela de la vida que clama desesperadamente por 'penetrar', 'habitar', con sus gruesos trazos de sus pinturas).
Dos hechos en el primer tramo reflejarán ya ese fracaso, que le atormentará. Tras suplicar a uno de los del tribunal, éste, al apreciar su fervorosa pasión, su anhelo de ser útil, de querer darse a los otros, le asigna ser predicador en un pueblo minero de Bélgica, donde la vida de sus habitantes es la más desesperada que se pueda conocer. Allí,en la 'distancia' del púlpito Van Gogh percibirá que no es suficiente, que no logra hacer algo realmente util por los demás, en especial cuando vea los gestos escépticos ante sus palabras de un minero que abandona la iglesia. Van Gogh le interpelará para poder saber el modo de ser verdaderamente útil, y el minero le sugiere que viva de primera mano, 'en primer plano', cómo es su vida, la de su trabajo en las míseras condiciones en la mina. Pero ante una tragedia por un accidente en el que mueren varios mineros Van Gogh sentirá que su fracaso, la incapacidad de realmente mejorar la vida de los feligreses (más allá del vano consuelo de sus palabras), y por mucho que, por sentirse parte de ello, viva en las más precarias condiciones ( lo que parece 'indignante' e 'indecente' a sus superiores, para quienes debe remarcar su 'diferencia' de status; no les importan los feligreses sino su posición).
El otro fracaso es el amoroso. Queda prendado de Johanna (Toni Gerry), a la que expresa su sentimiento de modo 'atropellado', abalanzándose (como su propio sentimiento) sobre ella,lo que suscita el temeroso rechazo de ella, y que le rehuya (Van Gogh irá a la casa de sus padres, para intentar un acercamiento más 'articulado', pero éstos le dicen que 'asquea' a Johanna). Sus sentimientos le desbordan, como febril adolescente que no sabe articularlos. Su relación posterior con una mujer, con un hijo pequeño, que fue prostituta, tiene algo de compensación, de consuelo sustitutiv, a la vez que autocastigo resignado, sentirse en la periferia, en los margenes de la vida, de los sentimientos. Aunque sea una etapa de su vida más pacífica, más equilibrada, tiende a enclaustrarse en otra 'distancia', la de su pasión por lapintura,en la que se centra compulsivamente, descuidando su vida cotidiana, pragmática. Ella le abandona porque no pueden seguir viviendo a base de café y pan, y prefiere retornar a su anterior vida de prostituta que seguir una relación con alguien 'ausente' que la sume en una vida de penurias.
Van Gogh encontrará otro contraste, su opuesto, en Gauguin (Anthony Quinn), alguien, a diferencia de él, que sabe desenvolverse en la superficie de la vida, aunque sea, precisamente, 'a expensas' de los demás, 'robando' la vida para su beneficio, cual cínico parasito (aunque a la vez admire o envidie el talento de Van Gogh). Es bellísimo el modo en que se refleja su irreversible asunción de encontrar la conciliación con la vida, poco antes de dispararse. Pinta un amarillento prado de solar y refulgente color (pura vida) pero es perturbado por unos cuervos, ante lo que con desesperación comienza a salpicar el lienzo de manchas negras, los cuervos, que representan esas sombras que han logrado vencer sus solares ansía de vida conciliada. Las sombras que le han sumido en el exilio de la 'distancia', separado, alejado, del 'acto de realización en primer plano', habitando la vida, por mucho que haya intentado 'alcanzarla' con el genio de sus (intensas) pinceladas.
'El loco del pelo rojo' (Lust for life, 1956), es una de las obras mayores de Vincente Minelli, que hace cuerpo en su tratamiento estético no sólo de las obras pictoricas de Van Gogh sino de sus entrañas en conflicto. Fascinante su trabajo cromático y sus composiciones, con la colaboración de Russell Harlan y Freddie Young en la fotografía. Intensos los acordes de la gran banda sonora de Miklos Rosza. El guión es obra de Norman Corwin e Irving Stone, que adaptan la novela de éste, la cuál escribió tras que no se materializará el proyecto sobre Van Gogh. En 1946 Arthur Freed le había encargado un guión que no se realizó. Previamente en 1945, la Warner quisó realizar un proyecto sobre el pintor con Paul Muni y John Garfield. Minelli se implicaría como pocas veces en un proyecto, documentándose ampliamente, y realizando variaciones en el guión junto a John Houseman (quien insistió en que las reproducciones de los cuadros fueran lo más ajustadas a los originales).
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