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domingo, 6 de marzo de 2011
Deseo, peligro
En la dramaturgia, en su entramado conceptual, de la excelente 'Deseo, peligro' (2007), se pueden rastrear resonancias del cine de Alfred Hitchcock. El escenario externo, tanto el genérico (el patrón o convenciones del cine de espías), como el colectivo, el entramado o conflicto político (en este caso, China ocupada por los japoneses durante la segunda guerra mundial, y las lides entre resistentes y colaboracionistas), es el marco para incidir en el escenario o teatro de las relaciones afectivas, en el que representación y sentimientos no sólo entran en colisión sino que llegan a confundirse. Hay quien da un beso demasiado tarde (un beso que pudiera haber dado tres años antes y que hubiera propiciado que todo hubiera sido distinto), como es el caso de Kuang (Lee Hom Huang) con Wong (Tang Wei), a la que, por un ideario (el de la lucha contra el opresor), determinó que 'actuara' infiltrada para llegar al colaboracionista Yee (Tony Leung), quien ha propiciado tantas muertes de resistentes, para conseguir asesinarle (una relación en la que se pueden rastrear ecos de la de Cary Grant e ingrid Bergman en 'Encadenados'). Hay una relación, la que establecen Wong y Yee, en el que la relación sexual, o el deseo, se convierte en un campo de batalla, un forcejeo de dominio y sumisión, en el que el sentimiento acaba confundiéndose con los límites de la 'representación' (el papel que se interpreta por un fin).
En el cine de Hitchcock se explicitó en varias ocasiones esta condición de escenario haciendo uso en la dramaturgia de escenarios de representación, como en '39 escalones', 'El hombre que sabía demasiado' o 'Cortina rasgada'. En 'Deseo, peligro', Wong se integra en el grupo teatral universitario porque se siente atraída por Kuang, cuyo objetivo es que el teatro se convierta en apología de la resistencia (nada de dramas burgueses, como señala, como obras de Ibsen). En su primera obra, representación (ficción) y sentimientos se funden cuando su grito de resistencia en el escenario sugestiona a los espectadores que lo repiten con entusiasmo entregado. La sugestión de esa Idea elevada, esa lucha de resistencia, es la motriz de Kuang que inocula a sus compañeros para que se conviertan en una especie de grupo amateur de espías. Pero la realidad poco tiene que ver con las proyecciones, con las ideas ficcionalizadas, y se revela más sordida y doliente, dificil de encajar, ya que rasga la máscara del papel que se interpreta, como el hecho de que Wong tenga que desvirgarse, ya que se supone que tiene que convertirse en amante de Lee, y lo hace no con quien ama, Kuang, sino con uno de sus compañeros (el único que ha tenido relaciones sexuales) con la connivencia de Kuang. O la terrible secuencia en la que se enfrentan al hecho de matar ( tanto su dificultad, como a la nausea de realizarlo, secuencia en la que también se pueden rastrear ecos de otra de 'Cortina rasgada').
La liviandad de tono, como si se navegara en las superficies de lo idealizado, del primer tramo, se va engarfiando progresivamente en la turbiedad de la gravedad (la realidad pesa, abruma, y esa desolación se enquista en la narración como una ponzoña que atrapara en su ambar a los personajes). Por ello, todo el tramo centrado en los embates sexuales entre Wong y Lee se revelan como un forcejeo desesperado, como una lucha encarnizada, y en la que las emociones se extravían, y la misma 'actuación' se ve enmarañada por sentimientos cuya raíz no se sabe si es real o proyectada, por una necesidad de mantenerse en el 'papel', para Wong, o para contrarrestar esa vida vacía de Lee en la que no confía en nadie, ni cree en nada ni en nadie, atrapado en la red de su 'papel' de 'agente de la muerte'. El engaño se enmaraña con los autoengaños. Que la resolución sea ante la negra fisura de una cantera, ante la que serán ejecutados Wong,Kuang y sus amigos, no es sino la corporeización de esa fisura tenebrosa, esa oscuridad de lo real(que el mismo Lee reconoce que elude; por eso no le gusta ir a una sala de cine), en la que se habían sumergido (y que había ofuscado sus emociones) con las proyecciones de sus ideales, con el escenario de una representación, en el que las máscaras habían devorado a la carne de los sentimientos.
'Deseo, peligro' (Lust, caution, 2007), es una esplendida obra de Ang Lee, en la que James Schamus y Wang Hui Ling adaptan la novela de Eileen Chang. Extraordinaria banda sonora de Alexandre Desplat, como brillante el trabajo fotográfico de Rodrigo Prieto que imprime esa gelidez que abrasa y atrapa a los mismos personajes, la gelidez del escenario o de unas máscaras que atoran y desnaturalizan las emociones, y que narrativamente ese refleja en una contención dolorosa, de turbiedad rasgante.
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