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lunes, 28 de abril de 2014

Desatinos del doblaje: Dos hombres y un destino y el incongruente acento francés

Desatinos de la Historia del doblaje. En 'Dos hombres y un destino' (Butch Cassidy and the Sundance kid, 1969), de George Roy Hill, ambos protagonistas deciden trasladarse a Bolivia, un país en el que no tienen la costumbre de hablar inglés. Los suyo es el español, de cuyo dominio había alardeado Butch (Newman). Cuando entran en un banco, y se dirige a ellos un guarda, a Butch se le queda cara de pasmo. No entiende un pijo. Las sucesivas secuencias relatan los intentos de ambos por aprender unas cuantas frases que soltar durante el atraco, con las que se intenta crear un efecto cómico (momento álgido: en el momento del atraco Butch tiene que recurrir a una chuleta). Como se puede suponer vi la película en versión original. No la había visto desde hace treinta años (en algún reestreno; por lo tanto, doblada), y tampoco me importará esperar otros treinta años para volver a verla. A lo que voy es que no recordaba, por tanto, cómo habían resuelto esas secuencias con el doblaje con el que se estrenó en España. En la versión doblada, la ocurrencia, dado que todos hablan en castellano, fue que ambos protagonistas intentaran (por algún absurdo motivo) hablar con acento francés cuando realizaran el atraco. Me preguntaba si entonces yo me pregunté sobre tal ridícula ocurrencia (incoherente e incongruente a todas luces). Y quizá incluso haya a quienes hizo gracia, y todavía lo recuerdan atribuyéndoselo a los creadores. De estos desafueros hay bastantes, de todos modos, en la historia del doblaje (sobre todo en historias que acontecen en algún país de habla hispana). Cada espectador degusta el cine como quiere, y los hay que prefieren verlo doblado, aunque eso, por otro lado, implique asumir las alteraciones de la banda de sonido: se suprime sonido natural o efectos sonoros (en las películas dobladas el paisaje sonoro de fondo es como el de una cámara presurizada, como si se hubiera realizado un vaciado), cuando no se cambia la banda sonora; esto último especialmente en obras de hace cinco o seis décadas. Lo que sí sería preocupante sería que se escribieran textos analíticos sólo contemplando versiones dobladas (particularmente, en casos como este). No reflejaría mucho rigor. Aunque es de suponer que los estudiosos, analistas, o historiadores lo harían, ver también en versión original las obras, aunque como espectadores prefieran ver el cine doblado. Claro que habrá quienes siempre habrán podido escudarse en la dificultad de acceder a subtitulos, o en su desconocimiento de los idiomas foráneos.

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